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Aquella noche en que Calamaro salió vivo de allí....

21 mayo 2008


{ Escena 001/21.05.2008 }


Era un tugurio de la calle República de la India, en una de las laterales del zoo. Corría el invierno del 90, y en la puerta no había un alma.
Dudamos pero entramos y menos mal...ya casi no cabía un cuerpo!
Allí dentro era verano, y volaban los tapados y bufandas.
En un piano, escenario minúsculo, Andrés Calamaro se despedía de Argentina.

“Llorándole a un Pescadas su borrachera cruel,
o confesándoles sus pecados a la pared...”

Y en el medio del lugar recién comenzaban las borracheras de Fresan y Forn, de Fito Paez y Lizarazu, de Cantilo y García, y las de un montón de anónimos que –al noveno trago, supongamos- ya llorábamos pidiéndole a Andrés que no se vaya, por favor, que no nos deje...y él como si nada, “adiós, amigos, adiós....”. Hasta los elefantes deben haber llorado esa noche, porque andaban por allí Rada y Beto Satragni, antiguos compañeros de un Calamaro joven, dientudo, con pelo largo y huyendo de este país austral a hacer la España....
Convengamos, en ese momento era imposible comprar un vinilo o un cassette, imaginen vivir! En el país del radicalismo alfonsinista, al ritmo del plan austral, un sábado a la noche con amigos había que gastar medio sueldo para hacer una tarta de jamón y queso y tomar 4 cervezas.
Se iba a la facu caminando y se leía muchooo en la biblioteca: las fotocopias costaban oro!
En los super no había precios: cuando llegabas a la caja te cobraban a valor momento, y en medio de eso el jodido Calamaro se iba a España.
La vida no valía mucho, por cierto....

“Nuestro Vietnam, hecho de saliva y sangre...”
Nuestra cronista extrae del relicario la tapa del disco Nadie sale vivo de aquí firmada por Andrés
Cuando se editó “Nadie Sale vivo de Aquí” el suplemento Sí, el Tajo y todos los medios jóvenes del país lo glorificaron.
Pero nadie tenía una moneda en el país austral. ¿Quieren saber nuestro método de adquisición del cassette (no había CD aún)?: juntamos plata con 4 amigos más, lo compramos e hicimos 4 copias en cassettes TDK gracias al centro musical con doble cassettera regalo familiar. Sorteamos el original, y le tocó a Edgardo. ¡Maldito!

“Ese es mi destino/señal que te he perdido....”
Calamaro no vendió un disco y decidió exiliarse muchos años, rockeó con los Rodríguez y vendió algunos cds, se llenó la nariz de porquerías, disolvió los Rodríguez y grabó 849 temas, vendió mileeeees de cds hasta acabar en su Vietnam personal, viviendo en un pueblo sin luz eléctrica, sin agua y –joder!- sin computadoras. No dormía. Se politatuó. Se hastió.
Ahí se desexilió y volvió a la patria, tuvo una hija y gana premios gardel.
La patria, traidora, lo procesó por expresar que hay noches lindas para fumarse un porrito.
Y los jueces de la patria lo desprocesaron. Ya es un prócer. Volvió, como Perón, en charter de Madrid.
A diferencia del General, aún tiene sus manos, con ellas toca el piano, y está vivo.

Pero no quiero distraerme: estábamos recordando un show para 150 personas.
Enfrente del local de República de la India, los elefantes se apareaban para combatir el frío.
Nosotros, adentro, llorábamos.
Ayudaban el alcohol y el humo, y Andrés en un piano pequeño cantando que pasemos a otro tema, que estábamos con la soga al cuello, que todo era una deuda del corazón (traicionero) y que nadie sale vivo de aquí.
Fue una noche salvaje, eterna, miserable, triste y rockera.
Subieron los Makaroff (hicieron su único tema, “Rock del Ascensor”), subió un desdentado Fito Páez, subieron unas chicas y como a las seis de la mañana ya era un bajón, así que adiós. Ya no había más nada que hacer. Unos nos ibamos a Congreso y otros a España y otros quién sabe adonde.

Fue la despedida más musical y triste en la que participé, o por lo menos así lo recuerdo.
Repleta de saliva y sangre...

Eme Eme es psicóloga, especialista en adicciones. Actualmente escribe un libro sobre nuevos consumos y tribus urbanas. En otras vidas trabajó en el suplemento No de Página/12 y en FM Rock & Pop, donde las huestes heavys supieron disfrutar de su columna Vida de ratas, que hoy renace en este humilde periodistic-blog.
Desde el piso 93 de Klamahama, entonces, le damos la bienvenida al Staff y agradecemos su valioso aporte. Que se repita!

1 comentarios:

El Guru dijo...

Me encantó la nota