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No hay más tiempo ni historias

20 mayo 2008

El cazador cazado: en Amsterdam, Lou Reed captura por un instante el paso del tiempo mientras el fotógrafo Olaf Kraak -autor de esta imagen- lo captura a él y a otros que lo capturan a él y a Reed.

Hablar de Lou Reed implicaría hablar de The Velvet Underground, Andy Warhol, David Bowie, glam-rock, poesía, literatura, la gran novela americana y otros ítems de los cuales nos ocuparemos oportunamente.
Por el momento, solo quiero cruzar en el camino su filosa y escéptica mirada con las palabras de nuestra más reciente colaboradora Luzie Q en su columna "A Las Vegas en descapotable". Y es que hay tantos cables tocándose que las chispas saltan con facilidad. Según dijo la escritora argentina Angélica Gorodischer "Todo lo que escribimos trata de tres temas fundamentales: la vida, o sea, el amor; la muerte y el poder". Y Marcelo Figueras, un buscador de historias, contaba, allá por 1987, una anécdota ocurrida entre Wim Wenders y y el cineasta americano Samuel Fuller.
Wenders, preocupado porque la historia de su película Alicia en las ciudades -aún sin estrenar en aquel encuentro con Fuller- era idéntica a la historia de la película Luna de papel de Peter Bogdanovich, escucha como su admirado director lo tranquiliza con sólo una frase: "No hay más que un puñado de historias". "Entonces comprendió -dice Figueras-: los films, las novelas, las canciones, no hacen sino girar en torno a un número limitado de historias. Operan como variaciones musicales, como relecturas, como remakes -voluntarias o no-. Las coincidencias, aunque notables, no bastan para negarle a una obra el acceso a la vida."
Y acá es donde entran
las palabras de Luzie ("Se mueve rápido, se duerme poco, se habla abreviado, y escribir ni te cuento! Todo es tiempo, pero no hay tiempo!").
Sus frases estallan como bombas pequeñitas en el mismo campo de la batalla contra el tiempo que planteaba el viejo Lou Reed en “There Is No Time”, una de las canciones de aquella biblia del rock'n'roll llamada New York (1989).

Tapa del disco New YorkNo hay tiempo para celebraciones
No hay tiempo para apretones de manos
No hay tiempo para palmaditas en la espalda
No hay tiempo para que desfilen las bandas
No hay tiempo para optimismos
No hay tiempo para pensamientos interminables
No hay tiempo para patriotismo
Recordá lo que nos trajeron

/ No hay Tiempo

Why Lou Reed, una obra del artista John Steins No hay tiempo para felicitaciones
No hay tiempo para dar la espalda
No hay tiempo para circunloquios
No hay tiempo para discursos de memorizados
No es tiempo para beneficios particulares
Es tiempo de mostrar las cartas o callar
No volveremos a tener una oportunidad como esta

/ No hay Tiempo

No hay tiempo de tragarse la rabia
No hay tiempo de ignorar el odio
No hay tiempo para actuar con frivolidad
Por que se está haciendo tarde
No es tiempo para vendettas particulares
No es tiempo para descubrir quién sos
Conocerse a uno mismo es peligroso
La libertad de ser vos mismo
No es tiempo para ignorar los avisos
No es tiempo para limpiar la plata
No vayamos a arrepentirnos de lo hecho
Y dejemos que el pasado se convierta en nuestro destino
No es tiempo para empezar a beber
O fumarse unos frascos de crack
Es el tiempo de aunar fuerzas
Y apuntar a matar y atacar

No es tiempo para celebraciones
No es tiempo para saludar banderas
No es tiempo para búsquedas introspectivas
El futuro está al alcance de la mano
No es tiempo para falsas retóricas
No es tiempo para discursos políticoses el momento de actuar
Porque el futuro está a nuestro alcance

Este es el momento
porque no hay tiempo.

“There is no time”, New York, Lou Reed, 1989

Una escena de Rumble Fish Y mirá como NoSurrender relaciona todo este asunto del tiempo con una película, en su blog El lagarto en tu laberinto:

Rumble Fish -o La ley de la calle, como absurdamente se llamó en España a esta película de Francis Ford Coppola- esta rodada en blanco y negro. El único color que aparece en la película es el de los peces luchadores del Siam, que, atrapados en la pecera, pelean por instinto entre sí y hasta contra su propio reflejo en el cristal.
Lo mismo les pasa a los personajes de la película; lo hacen entre ellos en su vida de pecera en la ciudad.
La película está llena de metáforas y tiene más capas de lectura que una cebolla. Pero los dos temas principales que trata son el aislamiento y el inexorable paso del tiempo.
Rumble fish es una película sobre el paso del tiempo, el cruel e inexorable paso del tiempo. Siempre y para todos. En casi todas las escenas Coppola nos muestra un reloj, y en los planos generales las nubes pasan a toda velocidad, como una señal obvia de que el tiempo se le pasa a Rusty James más rápido de lo que él está dispuesto a aceptar. Igual que a todos nosotros, claro, con toda su brutal carga de desasosiego, ansiedad y nostalgia (tempus fugit, tempus fugit...)(...) hay una escena en que Tom Waits (que hace de camarero del bar) mira a cámara mientras limpia la barra y dice:

“El tiempo es una cosa curiosa. Muy curiosa. Cuando eres un niño tienes tiempo, tiempo para todo. Luego pasas un par de años aquí, un par de años allá... no es importante ¿sabes? Y cuanto más viejo eres más te preguntas ¿cuánto me queda? ¿treinta y cinco veranos? Piensa en ello; treinta y cinco veranos...”

Los rockeros no suelen simpatizar con el paso del tiempo. Acá algunos ejemplos:

El tiempo no espera por nadie, y tampoco lo hará por mí” (Time waits for no one, Rolling Stones)
Todavía no sé lo que busco y mi tiempo corre salvaje” (Changes, David Bowie)
No tengo tiempo para vivir la vida que vivo” (Not enough, The Doors)
Y te estremeces y te das cuenta de que no volveremos a ser jóvenes nunca más” (Thunder Road, Bruce Springsteen)

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