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La salud de W.R.

10 junio 2008

[Iluminaciones 01-cr-2/008]

1. Equis día.
Hay radiación que ingresa y subdivide.

Nada en apariencia podría acreditarse ahí, salvo que un haz ha impactado en la carne que se asienta bajo el experimento.
Cepo negro de prácticas.
Y otra investigación, fuga en proceso, acertijo sobre lo que se observa.
Oblicua diagnosis.
Un instante en el que la ciencia calibra en diagonal su aproximación, el plop que haga estallar la hipótesis entelada, muchos años atrás, en el país cervecero, lejos del crack que dejó por el subsuelo a un presupuesto sanitario de provincia.

4. “Anoche tuve un sueño”, dice Maysa (como S. Rodríguez) a su colega, mientras levanta con el dedo un grano de azúcar: testemunha.
Un trocito, imagina, de la bóveda celeste en la que se esparcen todas las fuentes emitiendo radiación hacia quién sabe dónde, una locura (¿se ven?, ¿podrían ser captadas por las cámaras?).
“Un sueño donde Roentgen masca unas bolitas verdinegras, mientras camina kilómetros tierra adentro, arreando mil carneros hacia una aurora boreal.”
Bajo el tubo fluorescente se ilumina la mano de la practicante que jugando cricket se fisuró el huesito semilunar.
Observan la radiografía.
“¿No es tierno el proximal?”
“Algo, sí.”
Como una radiación de fondo en equis longitud de onda, la figura pelúcida del sabelotodo Wilhelm aún flota en su seso paulista.

5. Así procede la fluoroscopia cuyas imágenes se producen por transmisión.
Un rayo de fotones de alta energía (dicta W. R. a su asistente) pasa a través de la estructura examinada: lo hace muy rápido, como un pez dibuja otro más dilatado en el fondo de la alberca.
Secreciones acuosas, sangre, porciones mínimas de grasa dejan un área oscurecida en la película, algo que al paciente asusta, extraña, frente al físico que se agencia, como siempre, el control que da seguridad.
No debemos dejarnos.
Control. Respiración profunda.
El paciente no debe moverse. Es igual a posar para un cuadro.
Al registro descriptivo que asocia un cuerpo equis a un mapa de la República (con el solo objeto de separar ilusoriamente y por un segundo tejidos blandos de las líneas que anticipan la estructura ósea) le sigue, bajo estudio, el haz de rayos que repasa la zona y aparece, de primera, como una línea negra sobre el armazón blanco.

C.R.

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