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Discos elementales / Remain in light, Talking Heads

21 julio 2008

Discos elementales [004]
Escribe Claudio, Vagabundo resplandeciente

Tapa de Remain in lights

"REMAIN IN LIGHT"
Talking Heads, 1980


Los Talking Heads han sido calificados, en más de una oportunidad, y con evidentes aires ofensivos, como una banda de rock intelectual, siguiendo quizá aquella conclusión a la que arribó Charles Bukowski, de que un intelectual dice una cosa simple de un modo difícil, mientras que un artista dice algo difícil de un modo simple. Ciertamente, a mí no me agrada mucho esa etiqueta de “rock intelectual”, aunque resulta innegable que la música del grupo neoyorquino solidifica sus cimientos en base a conceptos musicales harto rebuscados que no habían sido muy explorados con anterioridad en la multiforme escena del rock. Sin embargo, también es preciso mencionar que durante su “auge” (y aún hoy, desde luego, aunque en muchísima menor medida), la misma música intrincada y supuestamente reservada a una elite, oficiaba de forzosa banda sonora en toda clase de fiestas y movidas nocturnas, dado que las complejas texturas que diseñaban Byrne y los suyos, incluían elementos acordes con “lo bailable”, tal como los acentuados riffs funkies, la (casi) ausencia total de ritmos distorsionados, las cautivantes armonías vocales y, como remate, los distintivos toques electrónicos.

Talking Heads, trajes para reinventar el rockLa discografía del grupo –especialmente si consideramos aquellos trabajos en los que Brian Eno participó como productor–, tiene la nada desdeñable particularidad de ser realmente muy sólida; en otras palabras, los Talking Heads no han dado paso en falso alguno a lo largo de toda su carrera (si bien sus últimos tres discos, a mi juicio, no estuvieron a la altura de sus precedentes, de ningún modo puede considerárselos de baja calidad ni mucho menos). Ergo, no es tarea sencilla seleccionar sólo un álbum de tan valiosa producción. Si me inclino por Remain in light es simplemente porque estimo que en este álbum el grupo logró la cumbre de su madurez, el pináculo del proceso de evolución musical que venían desarrollando desde Talking Heads: 77.
Introduciéndonos de lleno en el mismo, la extrañeza que uno siente cuando escucha por primera vez el tema que abre el disco, “Born under punches (the heat goes on)”, no es comparable con nada que exista en este mundo; y si no se está familiarizado con la música de Talking Heads, ni les cuento.

David Byrne
Desde ese “ah” que grita Byrne ni bien comienza a sonar el riff funky hasta esos efectos sonoros tan enrevesados e incluso disonantes que se suceden sin interrupción por espacio de casi seis minutos frenéticos, todo el tema es un conglomerado sónico tan poco convencional, que por momentos resulta hasta imposible distinguir qué instrumentos estamos escuchando. La originalidad llevada a su máxima expresión.
Más digerible para no iniciados resulta “Crosseyed and painless”, un tema en el que también se percibe una tremenda mezcla de sonidos, pero que, gracias a una melodía vocal más estructurada, termina volviéndose menos complejo que su antecesor. De hecho, hasta el estribillo es bastante pegadizo:

There was a line,
there was a formula.
Sharps as a knife,
facts cut a hole in us.
Luego irrumpe, según mi entender, la composición superlativa del disco: “The great curve”, en la que sobresale, ante todo, la impresionante y heterogénea percusión que se adueña completamente de la sección rítmica. No obstante, también logran colarse (y destacarse), promediando la canción y sobre el final, los característicos solos a cargo de la virtuosa guitarra de Adrian Belew, para redondear lo que bien podría denominarse como una experiencia auditiva hipnótica, furibunda y susceptible de provocar un estado de embriaguez rítmica.
En cuarto lugar llega “Once in a lifetime”, indudablemente el máximo hit que los Talking Heads hayan tenido jamás; a la postre, y por ende, su canción más emblemática también. Si bien no posee la enmarañada arquitectura sonora de los temas que le anteceden (sí conserva la presencia de ritmos africanos), se trata de una auténtica joya que desprende un sonido precioso que resulta muy agradable a los oídos. Más allá de lo notables que son algunos riffs de guitarra, o de lo bien que suenan esos efectos electrónicos del principio, me figuro que la fortaleza del tema radica en el espléndido estribillo de una punzante letra que se revela como crítica al american way of life:


Letting the days go by,
let the water hold me down.
Letting the days go by,
water flowing underground.
Into the blue again,
after the money’s gone.
Once in a lifetime,
water flowing underground.
Esta primera mitad consigue tal grado de excelencia, que forzosamente acaba por opacar a los cuatro números que le siguen, pese a que todas éstas canciones son, cuando menos, eclécticas e interesantísimas. Recalco las melodías que Belew nos regala en “Listening wind”, amén del pegadizo y melódico estribillo que con tono fúnebre canta Byrne, y la lentitud atmosférica (propia de la música ambient que Brian Eno ya venía desarrollando desde años anteriores) de “The overload”.
Con toda probabilidad, no sea un trabajo destinado a un consumo popular y masivo. Tal vez tampoco resulte fácilmente asimilable para una porción mayoritaria de seguidores de la new wave más cercanos a la propuesta de The Police (menos aún para otra clase de público, es evidente). No obstante, la relevancia anticipatoria que ostenta este álbum es imposible de calcular, pues introdujo un concepto de cosmopolitismo musical, interesado por explorar la influencia de exóticas y disímiles clases de música étnica, no muy abordado hasta entonces, a la par que asimismo fue pionero en lo referente a la introducción de programaciones digitales de sonidos.

Esta reseña es original del blog
Vagabundeo resplandeciente.

3 comentarios:

Unknown dijo...

uno de mis imprescindibles, totalmente de acuerdo

Miriam Eme Eme dijo...

Uf! Adoro este disco (lo tengo en vinilo, lo tuve en cassette y lo tengo en CD!!!!!).
2 cositas:
1- Me parece que el mayor hit de los cabezas fue Psycho Killer
2- Es muy buena la versión de Once in a lifetime (Una vez en la vida) que hizo Cienfuegos, con la colaboración especialisima de Mr. David "amigous latinoamericanus" Byrne.
Qué gran post!
Slds, Miriam

Anónimo dijo...

Miriam: primero que nada, tengo que decir que te envidio hasta límites insospechados: tener "Remain in light" en vinilo es un verdadero privilegio. A mí, casi de casualidad, me lo regalaron en CD.

Por otro lado, considerando que Byrne y sus muchachos no han sido a-ha (léase: banda de un solo éxito), entrar en consideraciones sobre cuál fue su mayor hit quizá nos arrime al terreno -siempre pantanoso, en estos casos- de la pura subjetividad. Me estuve fijando en last.fm, y las dos canciones más reproducidas de Talking Heads, en efecto, son "Psycho Killer" y "Once in a Lifetime".

Y por último, digo: ¡tengo que escuchar ya mismo esa versión de Cienfuegos!

Un saludo.