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La poesía es eso que va a seguir vivo cuando vos mueras

24 septiembre 2010

Nota del editor: es la primera vez que (re)publico un post ajeno sin editar ni interferir. Lo hago porque así lo encontré y me haría feliz saber que un viernes apático como éste alguien más cree que detrás de las palabras se esconde un poder que no nos pertenece y que a veces nos baja como un rayo para mantenernos a flote. Sean felices, lean poesía.


"The poetry that is going to matter after you are dead". Así se llama un poema de Dorothea Lasky que es increíble, y pertenece a su libro Black Life. Tuve que hacer un ejercicio que constaba medio en traducirlo, medio en hacer una versión libre. Mi versión es casi igual a la original, sólo que ella habla de Sylvia Plath y de Dios y yo hablo de Dorothea Lasky y de otras cosas en esos lugares, y además pongo algunos términos bastante locales. Bueno, ahí va, si lo leen en voz alta tiene más fuerza:


Dorothea Lasky es una de mis nuevas poetas favoritas. Ella no es sólo una poeta moderna y contemporánea norteamericana, es una poeta que considera tanto sus sentimientos como los tuyos y los míos. Toma todo lo jodido que le pasa en la vida. Pero a quién le importa? Todos padecemos cosas, y eso Siempre tiene que ver con la poesía. Vos escuchaste alguna vez poesía actual norteamericana? Hay gente que odia a los yankis, los culpan de todos los males del mundo y los acusan de irracionales. Pero en esta tierra, los únicos que no razonan son los perros, y ese es el tipo de bicho que yo amo. Vos sos mejor que yo? Vos ahora estás leyendo la obra de una poeta nueva, y probablemente sea una de las mejores de estos tiempos. Y si ahora estoy parada delante tuyo, estás escuchando la voz de una de las mejores poetas de tu generación. Te vas a tomar el tiempo para analizar mi grandeza? No creo que tengas que molestarte en hacerlo. Yo soy poeta moderna y sudamericana, pero toda la poesía está bien hoy en día, sin importar de donde sea; es una combinación de modernismo, amor, ética y fe. Anotá: toda sensación es materia prima para escribir poesía. Podés refutarme eso o negarlo, si estás vacío. Y podés pelear contra lo que sentís y escudarte en frases divertidas para no hablar de eso. Mirate al espejo. Antes eras un nene y también vas a ser un viejo. Cuando estés en la tumba, todo lo que vas a poder decir es “mami”. Vas a morir, lo sabés, y yo también. Así es la cosa. Naciste para morirte. Entonces, agarrá todo eso con lo que creés que no podés escribir poesía y escribí algo. Andá hasta el chino y comprá un par de cosas para comer. Sentate solo y pensá cómo es todo, pero cómo es posta. Hay un millón de fluidos celulares corriendo por tus venas. A la tierra la atraviesan apurados miles de ríos. Lo único en que creer, lo único que te puede contener, es la fe en Eso que sentís cada vez que respirás. Cuando le das un significado a Eso dejás entrar la paz, y dejás de ser. Leé a Dorothea Lasky. Puta madre, leela. Es una mujer que vos aprobarías, que aprobaría tu novio, tus amigas, tu gato. Cuando estés dando tu último respiro, todos nosotros vamos a estar nadando a lo largo del río. Habrá chicos jugando alrededor, y ellos sabrán más de lo que nunca supimos ninguno de nosotros.


"Hablarás cuando mueras" un post de Ceci en su blog Pensé que te gustaba.

Arder en el invierno

21 septiembre 2010


11. KILÓMETROS


Habrá una desdicha cuando me llegue el día y tenga que sentarme a esperar: cuando me quede quieto por falta de combustible: sin pilas y fuera de borda. Mientras tanto viajo por los países pobres. Lluvias por la ventana cuyo vidrio se empaña con las bocanadas del sueño. Y viajo. Y avanzo. Recorro zonas marginales y voy descubriendo que ahí está la verdad. Qué delicia desenterrar lo invisible. Los pobres son los que le dan identidad a las regiones, a las banderas y a los escuditos rodeados de laureles municipales. Porque los ricos son iguales en todas partes, sean éstos de donde sean. Siempre. Usan las mismas marcas de ropa o zapatos y compran sus relojes en las mismas colmenas. Beben los mismos vinos. Fuman el mismo tabaco. Frecuentan los mismos gimnasios y las mismas discotecas y las mismas avenidas o playas. Son idénticos calcados, copiados y hasta pobremente plagiados por algunos pobres descarriados que intentan mal huir de su preciosa condición. Porque los pobres son la verdad y todo lo demás es mascarita. Agujas y elefantes. Mate amargo, yerba al sol. Ilusiones al sol. Los pobres hacen las sillas donde se sentarán los ricos. Hacen las casas de los ricos: sus adornos, sus estufas, sus paredes y sus cimientos. Los pobres asfaltan las rutas para que transiten mejor los coches de los ricos. Los pobres hacen el pan, ordeñan las vacas las cabras las ovejas: trabajan la tierra (sea ésta para sembrar o recalificar). Y los votan: gobiernan los ricos porque los pobres quieren que eso ocurra. Qué desdichado seré cuando tenga que sentarme a esperar. Cuando me quede quieto, varado en medio del charco. Cuando ya no viaje con una mochila por las regiones bárbaras, donde la gente vive a cara descubierta y su única desgracia es ser inmensamente libre.



Fragmento de Arder en el invierno, de Marcelo Luján


Vía Escrito en el viento