* Escribe desde Brasil: Leonardo Parente
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20 años sin Cazuza
En julio de 1990, más precisamente el día siete, Brasil todavía estaba consternado con la derrota que sufriera con Argentina en la Copa del Mundo en Italia, un gol de Claudio Caniggia le quitaría el sueño de una copa más. Como si no bastase ese dolor, tuvimos que soportar la muerte de nuestro poeta moderno, puto, falopero, delincuente, así como se definía Agenor de Araujo Miranda Neto, más conocido como Cazuza, o Cazú para los más íntimos.
Mi padre me dio la noticia de su muerte y sólo así tuve la certeza de que era cierta, porque desde que Cazuza asumiera públicamente que era VIH positivo, varios rumores daban por muerto al cantante, pero enseguida se desmentía la información. La década del 80 en Brasil estuvo marcada por el crecimiento descontrolado de casos de SIDA. Muchos artistas se infectaron y murieron, al igual que su primo, el actor y modelo Lauro Corona, que en aquella época estaba en la cúspide de su carrera, trabajando en una novela del canal de televisión más poderoso de Brasil, Rede Globo.
Cazuza nació el 4 de abril de 1958, en Río de Janeiro y se crió en Ipanema. La música siempre fue la razón de su vida, su casa era constantemente visitada por los cantantes más importantes. Eran amigos de sus padres, Lucinha, modista refinada y João Araújo, productor musical y entonces presidente de la discográfica Som Livre.
Cansado de frecuentar comisarías para sacar a Cazuza, que de vez en cuando caía por posesión de drogas, o tener que ir a burcarlo al hospital por ebriedad o sobredosis, su padre le consiguió un trabajo en Som Livre, como productor artístico y asesor de prensa, lo que no lo salvó de caer otras veces en cana.
Aunque respiraba música y estuvo rodeado de músicos durante toda su infancia y adolescencia, fue en un curso de teatro que descubrió su mayor tesoro, cuando presentó la obra Paracaídas del corazón y tuvo que cantar en el final de la presentación, tuvo la certeza de que quería vivir de la música.
El poeta de su generación
Antes de embarcarse en su carrera solista, Cazuza vivió la experiencia que lo consagraría como el poeta de su generación, una escuela para su música, el grupo de rock Barão Vermelho (Barón Rojo). Sabiendo que la banda -formada por Roberto Frejat, guitarrista, y actualmente cantante de la banda; Dé, bajista, Maurício Barros, teclados y Guto Goffi, baterista-necesitaba un vocalista, el cantante Leo Jaime mando a Cazuza para hacer unas pruebas. Su voz desgarrada y “carioca”, sus espectaculares composiciones llamaron la atención de la banda, que inmediatamente aprobó su entrada.
Parecía muy fácil para un joven talentoso, con su padre presidente de uno de los mayores sellos discográficos de Brasil, asegurarse el éxito, pero el propio João Araújo, presidente de Som Livre y padre de Cazuza se negó a lanzar a Barão Vermelho, en primer lugar porque era Cazú era su hijo, muy honesto y ético, Araujo pensó que eso sería un favor incompatible con su conducta, y segundo que él, de hecho, no creía en Cazuza como músico.
Sin embargo, esto no opacaría el brillo de Cazuza, porque al escuchar un demo de Barão Vermelho, el periodista y productor musical Ezequiel Neves, quien murió este mes a los 74 años con cáncer cerebral, en la misma fecha en que se cumplieron 20 años de la muerte de Cazuza, convenció a su padre de lanzar su primer disco. Ezequiel, también homosexual, a partir de ahí se convertiría en un amigo íntimo, un socio en la música, las drogas y el sexo.
Tanto el primer disco, como el segundo lanzado en 1983, no alcanzaron el gusto popular ni en las radio, lo que provocó la protesta de los artistas, liderados por Caetano Veloso, confeso admirador y algo más de Cazú. Muchas estrellas del MPB cantaron sus letras, como Gal Costa, el propio Caetano y Ney Matogrosso, uno de los grandes amores de su vida.
En 1984 Barão Vermelho comenzó su camino hacia el estrellato con el álbum Maior Abandonado, vendiendo más de 100.000 copias, un gran salto en comparación con el primero Barão Vermelho, que no vendió más de 7.000 copias, y Barão Vermelho II, que vendió 15.000 discos.
En el '85 la virilidad y la actitud musical de Cazuza y Barão Vermelho, demostrada durante el festival Rock In Rio 1, ya escondia grandes nubes negras, una de ellas, el virus que lo mató y por otro lado las constantes peleas con los integrantes de la banda. La frecuencia de los ensayos, entrevistas y el profesionalismo que el momento exigía, hizo evidentes las diferencias de ideología musical entre él y, principalmente, el guitarrista Frejat, esta queriendo hacer un sonido más pesado y rockero y Cazuza jugando con la poesía, y un MPB visceral, gritado e irónico.
La presentación de Barão Vermelho en Rock in Río 1 marcó prácticamente la despedida de Cazuza como cantante de Barão, un show considerado por muchos como lo mejor del festival, que tuvo atracciones como Queen, Iron Maiden, George Benson, Rod Stewart, AC/DC, Ozzy y Yes, para los que abrió el show.
La música de Cazuza se fusionaba con la poesía, con la literatura, amaba a la escritora y poeta brasilera Clarice Lispector y al estadounidense beat Jack Kerouac, a quien menciona en una de sus canciones y transcribió uno de sus poemas en la contraportada de un disco.
Vivir, asumir, sobrevivir
Además de poeta, maricón y falopero, Cazú también respondía al estereotipo del "sidoso", tras la confirmación de su enfermedad a mediados de 1985. Después de su primera internación, los medios de comunicación comenzaron a explorar la imagen del poeta frágil en busca de un motivo para vivir. En el inicio de la enfermedad, poco después del descubrimiento, Cazuza sufrió mucho y le costó aceptar su nueva condición, pero sorprendió al mundo al reaccionar, asumir la enfermedad, y tratar de mostrar de todas formas que es posible vivir y hacer algo importante aún estando enfermo.
El mismo año que descubrió su enfermedad lanzó su primer disco solista, Exagerado, en colaboración con sus amigos de Barão Vermelho, Frejat, que nunca dejó de ser su amigo, incluso con las peleas que terminaron con su salida de la banda y Ezequiel Neves, su amigo y "descubridor".
En 1987, con el agravamiento de su cuadro clínico, muy delgado y sin fuerzas, su familia lo trasladó a una clínica especializada en Boston, Estados Unidos. Allí comenzó a tomar el famoso y reciente cóctel de AZT, que lo mantuvieron bien hasta 1989, espacio en el que se afirmaba cada vez más en la escena de la música brasilera. Casi un año antes de su muerte, realizó una mega gira por todo el país, cuyo registro se convirtió en el disco Cazuza en vivo - El tiempo no para, vendiendo más de medio millón de copias.
Poco después del lanzamiento de esa placa, asumió públicamente por primera vez que era VIH positivo, dando vuelta las tapas de todas las revistas y periódicos del país. Hasta entonces ningún artista había tenido la valentía de exponer el hecho públicamente, debido a la falta de información y la ignorancia del público sobre el tema.
En 1989, sentado en una silla de ruedas, el poeta estaba más inspirado que nunca y sabiendo que tenía poco tiempo, pasó a componer compulsivamente y a grabar su último disco, Burguesía, que tuvo poca aceptación comercial, y fue recibido discretamente por la crítica. A finales de ese mismo año, su salud se agravó y su familia lo trasladó de nuevo a Boston, que no resolvió mucho, su vida ya estaba llegando al final. Sin esperanza, todos regresaron a Río de Janeiro en marzo de 1990. El 7 de julio, a los 32 años, Cazuza se fue.
Miles de personas asistieron al funeral y su ataúd cubierto de flores fue llevado por sus antiguos compañeros de Barão. Incluso después de muerto, Cazuza aún late: dejó más de 70 canciones inéditas, más de 20 temas para compañeros y muchas cosas escritas.
El año de su muerte, sus padres, junto con algunos de los médicos que lo cuidaron, decidieron cumplir el deseo de Cazú y fundaron la ONG Sociedade Viva a Cazuza, un centro donde los niños VIH positivos reciben cuidados especiales, medicamentos y educación, entre otras ideas. Lucinha, su madre, es su mayor entusiasta. La organización sobrevive con las donaciones y los derechos de autor del cantante que, según dice ella, son cada vez más escasos, las cuentas de la ONG viven en rojo y corren serio riesgo de que las cierren. Sin embargo, Lucinha dice que esto no se refleja en la calidad del tratamiento de los niños de la ONG.
En 2004 los cineastas Sandra Weneck y Walter Carvalho unieron esfuerzos para producir una película biográfica llamada Cazuza – El tiempo no para, basada en el libro Cazuza, sólo las madres son felices escrito por su madre Lucinha Araujo. La película fue un éxito y ganó varios premios nacionales e internacionales.
Cazu fue el tipo que abrió los ojos de la sociedad brasileña de algo que sonaba hasta ese momento como una leyenda, el SIDA. Sufrió los prejuicios que todavía sufre, porque era rico, por ser gay, porque consumía drogas, por haber sido él mismo siempre, independientemente de lo que la sociedad dictaba como patrón.
Nunca quiso ser un héroe, porque él mismo nunca los tuvo, porque como decía una de sus canciones, "mis héroes han muerto de sobredosis".
Traducción y adaptación: Ariel Martínez
* Leonardo Parente
(directo y sin translate, desde su myspace):
Jornalista e escritor barato de aventura gonzo. Mochileiro que escuta: dub, rock, HC e outros bixos. Cinemaníaco! Ativista canábico. Abuso no consumo de café e adoro comida gelada, pizza. Amo minha mulher. Mantenho algumas coisas que não posso dar conta como
o Twitter (www.twitter.com/LeonardoParente),
um Fotolog sobre H.S. Thompson (www.fotolog.com/huntersthompson)
e outro sobre Ralph Steadman (www.fotolog.com/ralphsteadman)
e ainda uma pessol (www.fotolog.com/olhosnervosos).
muy bueno
ResponderEliminarque interesante su vida. no lo conocía
ResponderEliminarsaludos!