
Comencé este texto el 28 de noviembre pasado. Un mes antes del cumpleaños de mi hermano (el día de los inocentes ya no es motivo para misas ricoteras). Ya no hay inocencia en mi hermano tampoco. Espero que zafe.Este año pasaron muchas cosas. Para mi, la más grosa es haber sido papá por primera vez. Casi llegando a los 40 es un flash que no podría describir claramente. Acá hice un intento. Uma se llama.
Y lo que de alguna manera nos une (el espanto, mi amor), internet...asomó su sucia cabeza y me dejé seducir: pacté con el diablo y abrí un blog con un nombre que nadie entendiera. Esta es la historia de los últimos 300 días.Hice de todo por alimentar a la bestia: invité a una banda de locos, leí cientos de artículos, edité los post (aprendí a editar el código!! y todo para que respondiera a mis mandos), reorganicé el blog con una diseñadora, respondí comentarios que llegaron de decenas de personas a las que tal vez no les conozca la cara (y me gustaría!), traduje textos del portugués y del inglés, conocí artistas que ya están muertos, dejé la sangre en la arena con tal de llevar a Klamahama lo más lejos posible. Y llegó lejos, de eso no hay dudas. Tan lejos que no sabía como carajo volver. Y entonces recordé que todo esto había empezado como un juego. Y entendí que el diablo estaba cobrando su parte del trato.
A mi el cine me gusta mucho. Y este año pude ver muy pocas películas. Pero sólo me acuerdo muy bien de una: "Hacia rutas salvajes". Y me quedó grabada, tal vez porque ese día todavía pensaba que en el mundo de capitalismo salvaje que nos toca ya no existía gente capaz de mantener sus ideales hasta la últimas consecuencias. Eso sin joder a nadie. Es una historia tremenda, ya deben haber leído sobre ella. A mí me dejó tristeza. Y angustia. Pero al mismo tiempo una sensación de liberación que, dicen, es propia de los suicidas. "¿Quien no ha querido o sentido ser Christopher McCandless alguna vez en su vida? (...) agarrar la mochila, dejarlo todo, vivir la vida que uno realmente quiere, sólo con lo indispensable, conocer a gente diferente, lugares de todo tipo y mientras conocerte poco a poco y valorar lo que realmente es importante en esta vida", dice Milo en su blog.
También compré varios libros, pero leí pocos. "Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones" de Mac Montandon es el mejor. Es caro, pero lo vale. También me hice con la biografía de Kurt Cobain, el Tokio blues de Haruki Murakami, tres libros excelentes de fotografías de los '50, '60 y '70, un librito rarísimo, a color, con la historieta Maus, de Art Spiegelman y varios más. Algunos que me llegaron de sus propios autores ya los recomendé. De otros no comenté nada, pero me sirvieron para entender mejor adonde me había metido cuando decidí abrir un blog (y no sabía ni como se editaba mi perfil). Ese libro es "El imperio digital" de Leandro Zanoni, que lo bajé gratis de la red (ahora es tarde, pero compralo porque es excelente).
Este año también escuché mucha música, casi toda en mp3, siempre arriba de un colectivo o caminando por la calle, que es cuando mejor me pone. Escuché mucho Ramones (el único remedio para combatir el odio al Sistema), el nuevo de 7 Delfines, Dancing Mood cuando estaba de buen humor, Andrés Calamaro, The Clash, Talking Heads, Tin Machine, Jesus & Mary Chain, R.E.M., Elliott Smith cuando estaba triste (y me ponía más triste), Jimi Hendrix, Patti Smith, Stone Temple Pilots (que bueno que volvieron!), BRMC, The Dandy Warhols....y me compré en CD "El mamut" de Massacre, porque es el mejor disco de rock hecho en Argentina que escuché en los últimos 10 o 15 años.
Dejo una lista enorme de pendientes para publicar. El libro de historietas "Ranxerox en Nueva York", de Tamburini y Liberatore. Las revistas CAIN y los suplementos CAIN como huésped de la revista Fierro, en una última etapa de resistencia antes de expirar. Una parva de fragmentos de libros que descansan en estantes y que me dieron sumo placer. Notas de revistas y suplementos que atesoro no se hasta cuando (la española CO&CO, El Tajo del diario Sur, y más). Una reseña de El mamut, un especial de los Jesus y que se yo cuantas cosas más.Aunque estoy orgulloso de todo lo que se generó alrededor de Klamahama, también esperaba cosas del blog que no sucedieron (me pasa siempre porque me pongo objetivos muy altos en calidad y me exijo demasiado) y durante su desarrollo llegué a conclusiones extrañas. Por ejemplo, que el éxito es un fantasma intangible, un cuco con el que nos amenazan desde que nacemos y que nos envenena día a día. Ahora pienso: a la mierda con el éxito, a la mierda con los estándares de calidad, a la mierda con los objetivos. El éxito es un animal salvaje que te come la cabeza en el instante en que pensás atraparlo. El verdadero éxito es lograr que tus hijos bailen Ramones con vos los sábados a la mañana. Y si no pregúntenle a Punk!.
Habrá quienes piensen que Klamahama está muy bien, que hay gente que lo sigue y todo eso (que ustedes vuelvan a leernos y comentarnos es una satisfacción, sin dudas). Aunque yo no estoy tan seguro de que eso sea éxito. Según las estadísticas fueron más de diez mil visitas en diez meses. ¿Eso significa algo para alguien?.
Probablemente vuelva y escriba algún texto dentro de algún tiempo (es mi escencia, podré frizarla un tiempo, pero no mucho). No se. No es ésta la primera vez que un proyecto me gana la pulseada ("ya rompí cerraduras, fracasos de bronce"). Por ahora estaré poniendo la energía en este pequeño proyecto.
Me gustaría que las personas que pasaron por acá estuvieran conmigo para darles las gracias en persona y abrazarlos. Todos aceptaron formar parte de mi locura aportando sus mejores momentos. María del Valle (mi compañera, un lujo diseñando, una sorpresa escribiendo sobre fetiches & ropa), Luzie Q (siempre a full, pilas & r'n'r), Miriam Maidana y su Vida de ratas que hizo estallar el blog, Florencia "Dana" Marino (talentosa y laburante, gran amiga para grandes charlas), Chelo Candia (tal vez el artista más sensible y generoso que conozca), Daniel Dambrosi (artista brillante y gran persona), Fernando Velazco (nuestro "periodista post-punk", una caja de sorpresas), Gabriel Ferreras (hiperinformado, siempre a la vanguardia), Claudio (ojalá todos los pibes supieran distinguir la buena música como él), Quique Pérez (siempre con música en la cabeza, tipo muy creativo), Leonardo Parente (una personalidad oculta de quien me da orgullo tenerlo de amigo, fanático de H.S.T., su mente siempre estuvo puesta en el periodismo gonzo y así escribe), Fernando Chiappussi (un viejo amigo, maestro escribiendo, fue un placer leer sus artículos), Pol Neiman (uno de esos tipos que creés conocer de otra vida, siempre dispuesto a sumar y tirar buena onda), Carlos Ardohain (su aporte fue pequeño, pero brillante), Cristian Luengo (otro pendex alucinante, con la cabeza en Fantasy, artista con la sangre rocker) y los poetas que participaron de El Escorpión Criollo (todos necesarios para elevarnos, Cíclopa, Alejo, Arha, Cece, Pol mismo... que lo coordinó).Y daría un brazo por ver una foto de todos los que pasaron, leyeron, comentaron, linkearon, recomendaron y nos dedicaron algunos valiosos minutos de su tiempo para intercambiar pasiones. Algunos me hicieron sentir muy bien, me dieron ganas de seguir, me hicieron reir a carcajadas, todos me hicieron creer que la idea no estaba tan mal.
Pero ahora voy a tomarme unas vacaciones largas y profundas. Me voy al patio con la pelopincho. Y a disfrutar de Uma jugando al gusanito. A hacer un balance de todo lo vivido éste 2008 que me dejó muchos amigos nuevos, mientras me tomo una buena cerveza y brindo por todos ustedes.Si quieren escribirme, mi mail es arielmartinez.kh@gmail.com
Muchas gracias por soñar conmigo (y todo lo demás también).
Pura suerte y buenas olas para todos.
Feliz 2009 !!
Los quiero,
Ariel
"Aquí se detienen mis pensamientos. No pueden avanzar. Lo que me arrastra con una violencia superior son sentimientos: es la sed de vivir, es la nostalgia, es la sangre, es el delirio de estar a salvo. No son fines; no son propósitos".
"Pero quizá todo esto que pienso es sólo melancolía, sobresalto, que desaparecerá rápidamente cuando de nuevo me instale bajo esos álamos, oyendo el bisbiseo de las hojas. Es imposible eliminar totalmente ese dulce sentimiento que llenó de inquietud nuestra sangre: lo incierto, lo vibrante, lo futuro, las mil visiones del porvenir, la armonía de libros y de ensueños..."
/ E.M.R
"Sin novedad en el frente"







Ya me conocen. No soy fan de las cosas light. Prefiero ir a fondo, siempre, conocer todo, saber más, preguntar otra vez. Así que, sumado al post anterior, acá les dejo una pequeña entrevista que le hice a nuestro corresponsal en Brasil, Leonardo Parente, para conocer más sobre su libro gonzo que a mi juicio promete y mucho.
Ariel Martínez
El de Luc, la resacada, fue el primero. Tardé en conseguir los tutiplenes porque me colgué, pero la espera valió la pena, porque me lo entregó en mano un amigo de Luc, 
El segundo libro me llegó directamente por correo argento, enviado más que generosamente por su autor, Flavio Katzev, quien sacó de su bolsillo los 36 mangos que costó el envío: loco, te zarpaste...gracias a granel!!

Hace un milenio, mientras la civilización occidental se debatía en una extensa cruzada contra las tribus musulmanas (como se ve, una vieja costumbre), miles de kilómetros al este, Japón vivía un momento de estabilidad y prosperidad, acompañado de un gran esplendor cultural: el llamado período Heian, suerte de “siglo de Pericles” nipón que, en rigor, duró casi cuatro centurias (794 a 1185). Considerado el período clásico y fundacional de la literatura japonesa, es el momento en que el Imperio comienza a depender menos de la vecina cultura china y a crear su lengua y escritura propias. El arte tiene mucho que ver con esto: es común que los nobles lean y memoricen la poesía de sus antecesores, los concursos de poemas están a la orden del día y hasta los amantes furtivos están obligados, por rigurosa etiqueta, a enviar unos versos a la mujer cuyo lecho acaban de abandonar.
La edición castellana se compone de 185 fragmentos, en su mayoría breves y dispuestos sin orden aparente. No hay referencias cronológicas concretas más allá de las estaciones del año. Algunos de los textos son descripciones de algo que llama la atención de la autora, desde el rocío en los pétalos de una flor hasta la armonía de colores en los vestidos superpuestos de un noble: la descripción minuciosa del objeto y lo que su visión provoca insisten en un éxtasis de la contemplación, que uno diría "zen" si no fuera que este movimiento es dos siglos posterior.
Otro consejero de palacio, el Capitán Tadanobu, aparece varias veces a lo largo del libro, alternativamente peleándose y amigándose con Shônagon. Los diálogos e intercambios de mensajes con Tadanobu son verdaderos duelos verbales, a menudo con la presentación de poemas incompletos a manera de acertijos (el destinatario debe completarlos). Todo indica que se trata de un juego de seducción prolongado en el tiempo, pero otra vez Shônagon está lejos de admitir interés de su parte, aunque apunte al pasar que Tadanobu "se veía magnífico siempre que venía a verme”. Es decir, se dirige al lector con las mismas indirectas que destina a los hombres. Tal vez era engreída, después de todo.
Fuera de lo que dice de sí misma en el libro -que es poco- casi no hay datos sobre la autora. Su apellido verdadero es Kiyohara ("Sei" viene de la lectura china del primer ideograma del apellido), mientras que el término "Shônagon" sólo designa su cargo en la corte: "ayudante de menor rango". Sato apunta en el prólogo: "se dice que nació en 966 y que era hija de Motosuke, estudioso y poeta de cierta reputación". Durante la década de 990 sirvió a la emperatriz Sadako, diez años menor que ella, y a su muerte (de parto, en 1001) habría servido, según diferentes versiones, a la hija de Sadako, Shûshi, o bien a la prima de ésta, Akiko (a quien también sirvió Murasaki, la autora del Romance de Genji). Pero aquí ya se entra en el terreno de la conjetura. Casi todas las versiones coinciden en que murió anciana y pobre.
En todo caso, la lucidez y frescura de esta cortesana milenaria sirve para sustraer al lector de los problemas de la actualidad, marcando una línea divisoria entre lo que es pasajero y lo que se repite a lo largo de siglos y civilizaciones. A cambio, propone la aventura de descifrar el pasado remoto al compás de una voz increíblemente cercana. Tal el encanto del Libro de la almohada.


Ese universo terminal, violento, amoral, tiene en Liberatore a un retratista impagable.






