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Temporadas en el país de las maravillas / 5

28 noviembre 2008


Paula se levantó y fue hacia el baño, entonces Marie dijo que planeaba “desenmascarar a esos chinos asesinos”. Sólo confiaba en Mónica y en mí porque Paula le había ofrecido drogas cuando aún estábamos en el departamento.
Llamó al mozo y encendí un cigarrillo para voltear hacia otro lado, sintiendo que no saldríamos bien de ese lugar.
La situación se mezclaba en mi cabeza: sabía que era poco probable que todo aquello fuese cierto, pero también sabía que no debía descartar nada en esos momentos y hasta llegué a creerle a Marie por un instante.
Mi amiga extendió su mano y le mostró el colgante al pobre tipo, pero por alguna extraña razón, el chino se quedó mirando a Marie con un gesto de intriga y desesperación dignos de una foto. Tal vez sólo temía que quisiéramos pagarle con el colgante, pero ella creyó haberlo dejado al descubierto.

- ¿Qué es esto? –lanzó con bronca sobre el tipo – ¿Le pagan bien en este lugar? Creo que debería decirme la verdad. Solamente quiero saber la verdad –Marie adoraba dirigirse a los demás con cierta educación, y aunque no siempre lo lograba, en su mente quedaba satisfecha.

Paula regresó y pedí al mozo que nos cobrara por las porciones de torta. Le dije que Marie estaba borracha, pero noté más desconcierto que alivio en su cara.
Cuando se fue al mostrador para traernos la cuenta, nos levantamos y fuimos a la mesa de comidas fingiendo ir a llenar nuestros platos. Fue sencillo ocultarnos entre la gente.
No sé exactamente por qué tomé a Marie de la mano y nos largamos del restaurante corriendo. Nos detuvimos en una esquina y esperamos a las otras dos. Marie creyó que habíamos huido de asesinos, no simplemente que habíamos salido sin pagar. Se me ocurrió explicarle que no quería esperar al mozo después de lo que ella había hecho, pero insistió que en cambio el tipo nos había amenazado y no quise contradecirla. “¡Está bien, carajo, huimos!”, estallé al fin.
Tomamos un taxi, pero en lugar de ir hacia el departamento nos dirigimos a la terminal de autobuses. Mónica estaba paranoica. Imaginó que el taxista sería interrogado y que yendo hacia otra parte lo despistaría. El pobre tipo nos preguntó si estábamos bien y Paula dijo que era sólo “locura de ácido”. Miré a Marie inmediatamente y me guiñó un ojo, como para plantarme la duda.

- ¿Por qué dijiste “ácido” si no fue eso? –empezó Mónica.
- Las anfetas no te pusieron nunca así, Moni –respondió Marie, mirando hacia fuera con una calma absoluta.
- ¿No son eso? –intervine.
- ¡Basta! No sé, no puedo saber todo –estalló Marie.
- Para tu información, anfetas y ácido no son la misma cosa. Aunque quisieras que fuera así, aunque puedas estar un poco confundida… -seguí.
- ¡La re puta madre, Dana! ¿Qué harían si fuera ácido? ¿Cuál es el problema? –Marie me miró con los ojos desencajados y se produjo un silencio pesado. Después de tanto alboroto, la falta de sonido me hizo sentir mareada, como si hubiera saltado de una calesita enloquecida. Me pregunté si todo eso de verdad había sucedido.

El taxista suspiró y lanzó un débil “ya llegamos”. En la terminal encontramos otro chino. Este llevaba campera de cuero y botas texanas. No logré entender enseguida qué mierda hacíamos ahí observando al pobre chino, pero no me importaba demasiado. Por momentos quería irme a dormir y terminar con todo aquello de una vez, pero de cuando en cuando temía que la mafia china viniera por nosotras.
Un patrullero estaba estacionado a unos metros y Paula quiso pedirle ayuda al poli. Estaba totalmente loca. No teníamos pruebas de nada y ni siquiera sabíamos qué era real y qué no.
El chino de botas texanas nos observaba y no tardó en acercarse. Era un taxista borracho que creyó que necesitábamos ir a alguna parte. Cuando Mónica lo echó como a un perro, el tipo enloqueció por completo y comenzó a gritarnos en una mezcla confusa de idiomas. El patrullero ya no estaba y empezamos a alejarnos del tipo lentamente hasta que apuró los pasos agitando el puño, y entonces salimos corriendo tan rápido como nos fue posible.

Cuando llegamos, los polis junto al edificio nos miraban frunciendo el ceño. Estábamos con la mente en todo lo que habíamos alucinado e incluso nos reímos. Luego estuvimos horas expectantes de la puerta, temiendo que la derribara algún chino mafioso para llevarse el colgante, que nos exigieran pagar la cuenta o que el chino de botas texanas nos partiera una botella en la cabeza. Y todo era culpa de Marie porque había rescatado el colgante del mar estando drogada.
Recordó haber visto dos chinos discutiendo y mirándola cuando se llevaba el hallazgo. De ahí en adelante, todo había sido una alucinación continua en la que yo también estaba involucrada. En mis instantes de lucidez intentaba razonar, decirle a Marie que nadie había sido asesinado y que el colgante simplemente se le habría perdido a alguien.

A la mañana siguiente, Marie me despertó echando chispas y sacudiendo un trozo de papel en el aire. Era una nota de Paula diciendo que tomaría el autobús de la mañana para regresar a casa.
Tanto ella como Mónica debían dejarnos dinero por el tiempo compartido, pero Marie estaba fuera de sí y las discusiones hicieron que todo se fuera al diablo. Mónica terminó tomando sus cosas y yéndose detrás de su amiga. Ahora ni siquiera teníamos dinero para cambiar los pasajes, y cuando volvimos al departamento después de intentar una solución en la terminal, Marie estaba tan enojada que dio un puñetazo a la puerta y volvió a salir.

También yo me sentía frustrada. La seguí y caminamos un rato para terminar sentadas en la acera. El aire era denso y cada tanto nos caía una que otra gota de sudor.
Tres góticos se nos acercaron. Nos miramos y los dejamos sentar junto a nosotras. Parecían igual de aburridos. “Join the club”, les dijo Marie cuando admitieron no tener nada mejor que hacer.
Poco después estuvimos los cinco bebiendo en la playa, hablando de la muerte, de Marilyn Manson y de cómo quisiéramos que fuera el mundo.
Uno de ellos terminaba cada frase diciendo “y me importa una mierda”, y de repente se puso de pie y corrió hacia el mar. Nadie le prestó atención, pero entró al agua con sombrero y todo y pronto lo vimos hundirse. Marie sufrió otro ataque de nervios. Se quedó sentada en la arena, bebiendo de la botella y mordiéndose los labios de bronca. Una y otra vez decía “lo único que me faltaba” y “no se puede estar tranquilo”.
Los otros góticos sacaron a su amigo del agua mientras me llevaba a Marie. Uno de ellos quiso hablarme y le dije que sí, pensando que al menos podría despedirme. Me dio un trozo de papel con un número de teléfono. Le expliqué a mi amiga que era hora de irnos; habíamos tenido suficiente calor y mal humor. De todos modos, estuvimos bien en el departamento. Bebimos algo y cuando el cansancio al fin nos comenzó a vencer, simplemente dijimos que horas más tarde sería otro día y que todos podían irse al carajo. Luego, desperté con ella mirándome sin pestañar.

- ¿Qué carajo hacés? –me sobresalté.
- Todo esto nos está afectando, la gente está muy loca.
- Está bien. Al menos ahora no tenemos a nadie que nos joda. Tratá de dormir –agregué y le guiñé un ojo.
- No entendés. Yo tampoco, realmente.
- ¿Querés decirme algo? –ya estaba molestándome. La había notado extraña horas atrás, pero aún no se animaba a decirme qué le ocurría. Estaba sentada en mi cama y comenzaba a fastidiarme.
- Es que estoy cansada. Tal vez Paula no se hubiese ido así, no sé, podrías haber sido más simpática.
- ¿Qué? Paula se fue porque no quiso pagar o porque nos drogó, incluso es probable que se haya ido por el incidente de aquel tipo en la playa.
- ¿Y qué vamos a hacer sin plata? –dijo con mirada de cachorro abandonado, dándome pena.

Ahí supe que todo lo que le molestaba era estar sin dinero y no poder regresar. La entendí. Por momentos yo también quería irme. De todas formas, tomó su billetera y salió sin decir cuándo volvería.
Intenté dormir pero realmente no podía, así que me levanté y abrí una cerveza. Quise ver tele, pero no lograba concentrarme y tampoco me importaba. Busqué el papel que el gótico me había dado y lo llamé, sin saber exactamente qué pasaría. Quería salir del departamento, pero no hacerlo sola.
Llegó en menos de una hora y se quedó a beber un rato. Luego caminamos por la playa y terminamos en un bar que siempre cerraba después del amanecer. Pensé que me había salido una cita de la nada y me puse algo nerviosa, pero intenté conservar la calma y simplemente seguí bebiendo.
Realmente no estaba nada mal. Tenía cabello largo y castaño, y unos ojos grises que lograban distraerme. No era como los otros, sus amigos, que llevaban campera de cuero y tachas pero nada de pelo en las piernas. Pude verlo cuando se sentaron en la arena; algo bizarro y estúpido. Sea como fuere, empecé a darme cuenta que había algo en todo aquello que estaba excitándome de una manera indescriptible.
No queríamos despedirnos y no teníamos dónde ir, así que pensé que Marie tardaría y lo llevé al departamento. Por suerte regresó cuando ya estaba sola y apenas me dijo “buenas noches, Dan”. Se tiró en su cama y eso fue todo.
Prácticamente había echado a mi cita después de canalizar mi frustración. No quería que mi amiga pensara que me estaba divirtiendo mientras ella vagaba por ahí. Dejé de preocuparme cuando noté que estaba ebria. Se me ocurrió que ambas necesitábamos separarnos y que entonces estuvo bien.

Ya para cuando el sol volvió a salir, Marie estaba de un notable mejor humor e incluso parecía contenta. Casi no teníamos dinero y aún no podíamos regresar, pero nos pusimos a jugar a las cartas y nos quedamos adentro viendo tele, ignorando cómo los días pasaban a través de las ventanas.


[Continúa...]

Florencia Marino es periodista.
Su fotolog: reporterarg

Acerca de "Temporadas en el país de las maravillas"

Frank Zappa: un rockero del Renacimiento

27 noviembre 2008


Escribe: Fernando Chiappussi

A fines de los ‘60, en los albores del rock rioplatense, el término zapar era usado en la jerga de los músicos como sinónimo de improvisación grupal. Esta insólita traducción-homenaje del inglés jam venía, ni más ni menos, del nombre de un músico norteamericano entonces conocido por sus extensos y brillantes solos de guitarra. Pero esa era sólo una faceta de Frank Zappa, probablemente el rockero más prolífico de su generación.
Desde 1966 y hasta su muerte el 4 de diciembre de 1993, a los 52 años de edad, Zappa editó unos 60 álbumes con registros de rock, jazz, fusión, música orquestal y avant-garde, en su casi totalidad integrados por composiciones propias. En realidad, la mayor parte del tiempo Zappa tocaba todos esos estilos a la vez, y a menudo en una misma canción. Esto, sumado a la cantidad de discos que grabó -muchos de ellos dobles o triples en su versión vinilo- le dio un aura de músico excéntrico e imprevisible.
Además de grabar y de dar miles de conciertos con diversas formaciones, a lo largo de su vida Zappa produjo y dirigió varias películas; armó una cadena propia de distribución de su música; defendió a compositores e intérpretes de la censura; y se burló sin piedad de todo lo que tuvo delante, en sus discos, en cientos de entrevistas y también en un libro autobiográfico. Fiel a su estilo, lo hizo sin perder el humor ni la audacia, así su blanco fueran los hippies, el modo de vida norteamericano, una empresa poderosa o el propio gobierno de los Estados Unidos.
El legado de Zappa es desmesurado y sólo el paso del tiempo ayuda a evaluarlo en toda su dimensión. Su voluntad iconoclasta y su gusto por la parodia han ocultado, por ejemplo, al compositor “serio” cuyas obras de vanguardia fueron interpretadas por prestigiosas orquestas y grupos de cámara.
Esta intención de abarcarlo todo terminó dándole un aura renacentista difícil de encontrar en otros intérpretes de música popular. Quizás aquí resida el error: antes que rockero, Zappa fue un intelectual y quiso ser recordado como tal. Su página oficial en Internet lo describe como “compositor norteamericano”, título que también reclamara para sí su ídolo Edgar Varese.


CIENTÍFICO LOCO. Cuando su madre le preguntó qué regalo quería para su decimoquinto cumpleaños, Frank Vincent Zappa contestó: “una llamada telefónica de larga distancia”.
Corría 1955, Elvis todavía no había grabado “Heartbreak Hotel” y la familia Zappa vivía en Lancaster, un poblado desértico cercano a Los Angeles, California, cuyos habitantes trabajaban en instalaciones militares.
El adolescente Frank era “raro” y poco popular en el colegio, escuchaba discos de rhythm & blues y quería tocar la batería. Leyendo una revista descubrió que existía un disco grabado únicamente con instrumentos de percusión, y que sonaba, según decían, como “la peor música del mundo”. Se trataba del LP Obras completas de Edgar Varese, Volumen I, que Frank consiguió después de hurgar en una buena cantidad de disquerías. Varese (1883-1965) era un compositor de vanguardia relacionado con la llamada segunda escuela de Viena (Webern, Schönberg), conocida por sus exploraciones tímbricas y su alejamiento de las armonías tradicionales. El disco que había comprado Zappa incluía “Ionización”, una composición para 13 percusionistas que manejaban 37 instrumentos, y que se convirtió en su disco de cabecera.
Con el aporte de 5 dólares de su madre, el quinceañero llamó a la casa de Varese en Nueva York, cuyo número había encontrado en la guía telefónica. Esa primera vez habló con su mujer; varios llamados después -y ahorro mediante-, el emocionado adolescente pudo conversar con el compositor. “Tenía pinta de científico loco, como decían de mí en el secundario” recordó años después.
Con la música de Varese llegaron Stockhausen, Stravinski y otros compositores contemporáneos. Antes de fundar su primera banda de rock, el joven Zappa ya estaba familiarizado con el dodecafonismo, la electrónica y la música concreta.

MADRES DEL INVENTO. A poco de terminar la secundaria, Zappa tocaba la batería en una banda local de rhythm & blues que mezclaba músicos negros y blancos; tenía un primitivo estudio de grabación donde practicaba sus primeros collages sonoros; y escribía algunas piezas de cámara, mayormente influidas por Varese. De esa época se conservan algunas grabaciones con instrumentos no convencionales -en 1963 Zappa apareció en un show televisivo “tocando” una bicicleta- y el recuerdo de pequeños conciertos que mezclaban música, efectos y proyección de imágenes.
El músico popular y el culto se reconciliaron cuando Zappa encontró una banda que parecía a su medida: The Soul Giants, un grupo de covers de r&b originario de Pomona, otro suburbio angelino. A poco de ingresar como guitarrista, convenció a los otros miembros de dejar los covers y pasó a ser el principal compositor del grupo, ahora llamado The Mothers. En ese momento se gestaba una nueva escena musical en la Costa Oeste, basada en la recuperación del blues a la manera de las exitosas bandas británicas (el llamado blues blanco) y la electrificación del folk de Bob Dylan, todo esto teñido con una actitud de creciente rebelión contra lo establecido. La movida, que tenía su epicentro en San Francisco y sus protagonistas en bandas como los Grateful Dead, Jefferson Airplane y Big Brother and the Holding Company, sería imitada a su vez por los jóvenes ingleses y desembocaría en el estallido del flower power y el movimiento hippie.
Los Mothers, que tocaban en Los Angeles, fueron asociados al fenómeno y utilizaron ese cartel para conseguir trabajo, si bien Zappa veía con distancia lo que ocurría en San Francisco. Bastante más feos que otros ídolos hippies, se dejaban sin embargo el pelo largo, vestían estrafalariamente y tendían a vivir en pequeñas comunidades, alejados de todo lo que representara el “sistema”. En Los Angeles, los principales clubes nocturnos olieron el cambio y comenzaron a contratar a las nuevas bandas; así los Mothers llegaron a tocar para la farándula en el Whisky a Go Go. Allí Frank conocería a Gail, su esposa de por vida.
El sello MGM había inaugurado una división rockera y necesitaba con urgencia fichar a un grupo de blues blanco; así fue como los Mothers terminaron grabando su primer álbum, Freak out!, previo pago de un adelanto de diez dólares porque los músicos -virtuales homeless- estaban hambrientos. La compañía tenía miedo de que el nombre de la banda fuera asociado al insulto motherfucker, así que se rebautizaron The Mothers of Invention. Freak out! fue editado en febrero de 1966 y fue el primer álbum doble de la historia del rock (tres meses antes del Blonde on Blonde dylaniano); también se adelantó en eliminar los silencios entre canciones, y en incorporar una orquesta en la grabación (Paul McCartney admitiría luego la influencia de Zappa y Brian Wilson en la grabación del álbum Sgt. Pepper’s, editado un año más tarde). En Freak out! había rock and roll, parodias de los ingenuos grupos a capella de la década anterior, breves sketches de diálogo y efectos sonoros, y una suerte de homenaje a “Ionización” intitulado “Return of the son of monster magnet”, que duraba 12 minutos. El bizarro cóctel estaba destinado a llamar la atención, y pronto los Mothers se posicionaron como uno de los referentes de la movida, si bien en California eran vistos más bien como un grupo cómico a la manera de los Fugs, con quienes compartieron cartel en una extensa temporada de actuaciones en el Garrick Theater neoyorquino. Allí los músicos tocaban los temas conocidos y otros nuevos que surgían con la velocidad de un géiser; Zappa agregó sketches semiimprovisados que ayudaron a cimentar la fama de la banda en la Costa Este.
El costado teatral del show fue estimulado por un incidente legendario: una noche, Zappa invitó a dos marines al escenario y les entregó unos muñecos de tamaño natural. “Aquí tienen unos pequeños vietnamitas” les dijo. ‘Hagan con ellos lo que hacen allá en Vietnam”. Mientras la banda tocaba con furia, los soldados se dedicaron a destrozar los muñecos y tirar los pedazos al público, dividido entre aplausos y silbidos. Desde entonces, un alambre cruzaba la sala para que los técnicos hicieran llegar al escenario toda clase de objetos durante los shows: uno de los más memorables fue una jirafa que, convenientemente estimulada, eyaculaba leche sobre las primeras filas. El humor de los Mothers combinaba parodia y sarcasmo con un saludable uso del absurdo y cierto costado infantil y payasesco, apreciable tanto en la música en sí -repleta de ruidos “tontos”- como en su presentación en vivo, y también en las tapas de los álbumes. Además las canciones de los Mothers contaban historias sexuales sin tapujos, superando en audacia a cualquier otra banda de la época. Como el movimiento dadá sesenta años antes, Zappa utilizó el humor para desmitificar la vanidad artística propia y ajena, descargándose sin piedad sobre las pretenciosas bandas de San Francisco en el tercer disco de los Mothers, We’re only in it for the money (“sólo lo hacemos por el dinero”). La tapa del disco parodiaba la de Sgt. Pepper’s y las letras se burlaban del nuevo rock psicodélico: “pasé por la peluquería, bailé en el Fillmore, estoy completamente colocado, soy hippie y estoy volado, me hice gitano, me quedaré una semana, pescaré ladillas y tomaré el autobús de regreso a casa” cantaban los Mothers en “Who needs the Peace Corps?”. Dos meses después, Zappa homenajeó a los grupos a capella de su adolescencia en Cruisin’ with Ruben and The Jets (1968).
EXPLORACIONES. En 1969 Zappa desarmó la banda original, y si bien algunos álbumes posteriores llevan la etiqueta Mothers, desde entonces sería en la práctica un solista rodeado de una pléyade -siempre cambiante- de músicos jóvenes y virtuosos. Zappa ya era un animal de los escenarios y había perfeccionado su sistema básico de trabajo: tocar en vivo los temas nuevos, grabar todas sus giras y utilizar parte de ese material como base de sus discos de estudio, perfeccionándolo con sobregrabaciones. De esta manera podía editar entre dos y tres álbumes al año, entre temas nuevos y registros de concierto.
La piedra basal de este viraje, que incluyó mayor música instrumental y espacio para la improvisación, fue el disco Hot rats, editado a fines del ‘69. Allí y con un grupo pequeño, Zappa comenzó a aproximarse al jazz y en particular al free (llegaría a escribir un tema en homenaje al saxofonista Eric Dolphy), además de acusar la influencia de los vuelos guitarreros de su amigo Jimi Hendrix.
Zappa era un guitarrista como ningún otro. Sus solos no son, como los de tantos músicos de la época, un camino al éxtasis alcanzado en las notas más altas del instrumento; las notas fluyen en distintas direcciones tanto en altura como en velocidad, a veces contra el ritmo o simplemente ignorándolo, y logrando la misma tensión en las notas bajas que en las más agudas. Zappa pone nervio en su interpretación, y esto es percibido por el oyente más allá de su particular sentido melódico, que a menudo descarta las armonías tradicionales. En sus últimos años Zappa llegó a editar discos compuestos únicamente de solos capturados en vivo, como el triple Shut up ‘n play yer guitar (1981).

SOLO A LAS PIÑAS. En 1967, durante su estancia neoyorquina, Zappa había grabado su primer disco solista, llamado Lumpy gravy y en el que participan tanto los Mothers como otros músicos, conducidos a la manera de una bizarra orquesta sinfónica. Una serie de melodías instrumentales -algunas pasadas a velocidad más alta de lo normal- son intercaladas con el diálogo de un grupo de personas que, según parece, están encerradas dentro de un gran piano, cuyo pedal de sustain ha sido presionado para captar las armonías que las voces despiertan en la caja del instrumento.
El álbum fue tomado como un exceso más del rock lisérgico y pasó desapercibido; en realidad, era el primero de una serie de trabajos de música contemporánea, más cercanos a John Cage o Stockhausen que a las parodias de los Mothers.

Un segundo capítulo de esta saga fue la película 200 Motels (1971), basada en la vida de un grupo de rock en gira permanente. Para la bizarra banda sonora, se agregó a los Mothers la Royal Philarmonic Orchestra londinense (un año antes, el material había sido representado con la Filarmónica de Los Angeles, dirigida por Zubin Mehta). Aquí también había complejos pasajes instrumentales, diálogos y humor.
Estas experiencias convencieron a Zappa de que los músicos de rock, después de todo, mostraban más entusiasmo ante sus partituras que los integrantes de orquestas de renombre, ganados por la burocracia y el prejuicio contra todo lo proveniente del campo popular. En la década siguiente reforzaría a los Mothers con jóvenes de formación académica, para intentar reproducir algunas de estas piezas en un contexto jazz-rockero: el resultado puede oírse en discos como The Grand Wazoo, Studio Tan y Orchestral Favorites.
En enero de 1983 hubo un nuevo intento con la London Symphonic Orchestra, dirigida por Kent Nagano, y un año más tarde el prestigioso compositor y director Pierre Boulez le encargó a Zappa una pieza original para un concierto dedicado a su obra, a cargo de su Ensamble Intercontemporáneo (los registros de estos conciertos fueron publicados en disco).
Zappa sostenía estos emprendimientos con la edición simultánea de álbumes de rock, que después de Joe’s Garage (1979) pusieron el acento en lo satírico por sobre lo experimental. Ahora el blanco era el gobierno norteamericano de Reagan y sus patrocinadores, entre ellos los predicadores evangelistas que compran espacios en televisión.
En 1984 se conocieron los que serían sus últimos discos de rock grabados en estudio: Them or us, con la participación en guitarra de su hijo Dweezil, y un triple conceptual llamado Thing Fish, donde la ciencia ficción era el vehículo para las teorías paranoicas de Zappa: en este caso, la posibilidad de que el virus del SIDA hubiera sido fabricado por el gobierno reaganiano (Zappa gustaba de las novelas de ciencia ficción de Cordwainer Smith, un ex agente de la CIA).
Pero su principal éxito en esos años fue una campaña contra el Centro de Investigación Musical para Padres (PMRC, su sigla en inglés), una institución fundada por esposas de legisladores y funcionarios para imponer el etiquetado de los discos de rock considerados “peligrosos” para los niños. Zappa defendió los derechos de los músicos en los medios y protagonizó una memorable ponencia en el Senado norteamericano.
Finalmente, en 1988 armó una nueva gira mundial -la primera en cuatro años- para expresar su descontento por los candidatos que se presentarían para relevar a Reagan. El tour debió ser cancelado al regreso de Europa por problemas entre los músicos, y Zappa absorbió las pérdidas. Desde entonces, no volvió a tocar la guitarra en vivo y sus discos de rock se basarían en material grabado previamente. Hasta desaparecieron los callos de sus dedos.
Zappa ya estaba abocado por completo a la música orquestal. Había descubierto una alternativa a las bandas de cualquier tipo: el Synclavier.

LA ORQUESTA IMPOSIBLE. Desarrollado en los años ‘70 por una empresa de electrónica llamada New England Digital (NED), el Sistema Synclavier comenzó como un sintetizador digital de sonidos, que permitía grabar secuencias con sonido profesional y alta calidad de reproducción. Había sido pensado para músicos, pero el desarrollo de su sistema operativo -que incluyó en los ‘80 la adición de un monitor- interesó también a la industria cinematográfica, que lo usó para trabajos de posproducción. Permitía imprimir la notación musical programada y grabarla en un disco rígido propio con calidad digital. A mediados de los ‘80 lo utilizaban músicos como Laurie Anderson, Stevie Wonder y el Pat Metheny Group.
Zappa comenzó a emplearlo hacia 1984, primero con la paleta de sonidos incorporada por el fabricante (así suena en Francesco Zappa y algunos temas de Thing Fish), y luego aprovechando las infinitas posibilidades del sampleo. Zappa se dedicó no sólo a grabar escalas cromáticas completas de instrumentos tradicionales, que podrían dispararse formando melodías a la manera de un grupo u orquesta, sino también a registrar todo tipo de sonidos naturales y mecánicos de la vida cotidiana, que serían incorporados como instrumentos no tradicionales. Algunos de ellos fueron utilizados tal cual, otros deformados mediante las posibilidades digitales, y una inmensa mayoría reposa aún en los bancos de memoria sin ser estrenados.
Una de las primeras piezas de Synclavier con samples fue “Porn wars”, la sátira al PMRC incluida en el disco Frank Zappa meets the Mothers of Prevention (1985) y que hace uso de las voces de senadores y funcionarios. A partir de entonces, el músico se dedicó por entero al Synclavier, empeñado en la creación de una orquesta capaz de reproducir la música que tenía en su cabeza. La meta: crear piezas a partir de la programación de secuencias imposibles de ejecutar por un ser humano, particularmente en lo que hace a patrones rítmicos, unísonos y el llamado morphing (capacidad de convertir un sonido en otro durante su emisión).
Los logros en este campo son sólo parciales, ya que la programación del Synclavier tomaba un tiempo considerable y pronto el instrumento fue superado por las posibilidades del nuevo software para PC que emulaba sus posibilidades (el programa ProTools, por ejemplo), así como por los sintetizadores MIDI, también compatibles con las mucho más baratas computadoras personales. NED cerró sus puertas en 1992 y hoy el Synclavier es una pieza de museo.
Sobre el fin de su vida, no obstante, Zappa pudo concretar algunos trabajos de ambición considerable. Además de su orquesta electrónica contó con la ayuda del Ensemble Modern, un grupo de cámara europeo que lo incluyó en un ciclo de conciertos dedicado a compositores contemporáneos (los otros homenajeados fueron Cage, Stockhausen y el ruso Alexander Knaifel). Tuvo lugar en Frankfurt en noviembre de 1992 y el propio Zappa fue el conductor del programa, que incluyó versiones de temas conocidos y algunas piezas compuestas para la ocasión. Un particular sistema de sonido envolvente y hexafónico (seis canales dispuestos alrededor del público) fue diseñado para la ocasión. Fue su última aparición pública.
Zappa estaba jugando con la idea de una candidatura presidencial -su campaña tendría como eje los talk shows televisivos- cuando le diagnosticaron cáncer de próstata. El tiempo que le quedaba lo dedicó por entero a la composición, así como a poner sus papeles en orden. Desde 1985 todos sus discos se produjeron y distribuyeron de manera independiente, incluyendo su viejo catálogo, cuyos masters había comprado a las casas discográficas originales. Ahora, su esposa e hijos se encargan de ordenar un inmenso archivo de grabaciones para una serie de ediciones póstumas.
El Ensemble Modern también participó del último proyecto completado por Zappa: una obra conceptual titulada Civilization Phase III y que es básicamente una remake corregida y ampliada de Lumpy Gravy, utilizando algunas de las voces originales y otras nuevas, así como música interpretada en el Synclavier y por el Ensemble. Para los (pocos) fans de esta vertiente zappiana, es su trabajo más acabado; a los demás, el cúmulo de disonancias les sonará como la banda sonora de una película de suspenso desconocida.
El músico murió rodeado de su familia el 4 de diciembre de 1993. Su obra lo sobrevive, por su valor intrínseco y por la influencia que Zappa tuvo desde los ‘60 en la cultura norteamericana y también más allá. Una huella no discernible a primera vista, pero presente en una gran variedad de expresiones: desde la psicodelia brasileña de Os Mutantes hasta el jazz neurótico de John Zorn, de la continuidad conceptual de Parliament/Funkadelic al anarquismo despiadado de los Dead Kennedys, de los experimentos del Tom Waits de los últimos años a la actitud desmitificadora del italiano Luca Prodan y su banda argentina, Sumo. Hasta el humor inteligente de Michael Moore tiene, probablemente, alguna deuda con Zappa. Que expresiones tan divergentes de la música y el pensamiento tengan algo en común habla de la desmesura de su producción, difícil de digerir en su totalidad, y en parte aún pendiente de legitimación.
Claro que Zappa siempre se burló de lo “artístico”, sintiéndose más cómodo con la idea norteamericana de entertainment. Una anécdota del final de su vida lo pinta de cuerpo entero. Cuando fue invitado a participar de un álbum tributo a John Cage, Zappa eligió hacer una versión de “4’33””, la famosa pieza para piano en donde lo único que suena es el ambiente de la sala de concierto. La cinta enviada por Zappa y reproducida en A chance operation: The John Cage Tribute (1993) consiste en cuatro minutos y 33 segundos de silencio absoluto.



Este perfil fue publicado en El País Cultural, Montevideo, Uruguay, el 6 de febrero de 2004

Fernando Chiappussi es periodista y en los años '90 escribió sobre cultura y espectáculos en La Nación, Página/12, las revistas Film, El Musiquero y Lea, entre otros medios. Actualmente es colaborador del suplemento cultural del diario El País de Montevideo, Uruguay. Desde 2005 trabaja como programador del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI).

* * *

Del Editor: Conozco a Fernando desde hace más de 15 años, en una época en la que valía más una buena foto de Axl que una grabación inédita de Zepellin. Así estaban las cosas. La redacción de cierta revista ¿joven? nos malpagaba por escribir acerca de la figura de turno, y si se vendían más posters mejor. Así que voy a derrochar elogios sobre su trabajo y a decir que de alguna manera es como una pequeña revancha ver publicado este tremendo perfil de Frank Zappa.
La calidad periodística de sus textos es impecable, ya sea hablando de rock, de cine o de literatura, por lo que tenerlo como invitado nos pone orgullosos.
Desde el piso 93 de Klamahama le agradecemos por acceder generosamente a republicar sus notas y le damos la bienvenido al barco.

/ Ariel Martínez

Charly García by Luengo

26 noviembre 2008


La máquina de hacer pájaros - Películas

Piano bar

Cristian Luengo pinta y dibuja desde los 7 años y está por recibirse de diseñador gráfico en Córdoba, pero nació en General Roca, Río Negro. Es un artista amateur, aunque todos los días dibuja alguna línea. Posee influencias del expresionismo, el surrealismo, el arte pop, el color, lo gráfico e irónico del comic, el graffiti, el rock, el consumo y la cultura. Tiene blog y también web.

La posibilidad de compartir aquello que nos da placer es uno de los motores de los blogs. Funciona también para nosotros. Cuando descubrí las obras de Cristian, espontáneas y coloridas, una rara mezcla de sensaciones me circuló, todas equilibradas y resumidas en un punto inequívoco: son como un tema de Ramones, simple, sucio, directo, sin muchas vueltas para darle. "Los analistas no tendrían nada que entender", imagino parafraseando a Charly, quien también maneja una estilo pictórico similar que puede apreciarse en las tapas de sus últimos discos.
Y así de simple fue el asunto: lo invitamos, al toque mandó seis obras y acá están las primeras. Vendrán Calamaro, Spinetta y algo más que está cocinando para nosotros. Gustos, que nos damos en Klamahama.

/ Ariel Martínez, editor

El brujo rockero de Bahía

24 noviembre 2008

En contra de la corriente, Raul Seixas quiso rockear cuando todo Brasil adoraba el tropicalismo. Fue rechazado artística y socialmente, traicionado por su mejor amigo, Paulo Coelho, golpeado por la policía y tildado erroneamente de satanista. Terminó sus días enfermo, después de que el alcohol hiciera su trabajo. Más de sesenta discos y el fervor de sus fans lo mantienen vivo.

Escribe: Leonardo Parente

Cierta vez Raul Seixas estaba en Estados Unidos, alojado en un hotel en Nueva York. Después de enviar algunas cartas a John Lennon sobre una tal “Sociedad Alternativa”, el Beatle lo recibió en su departamento muy educadamente y Raul terminó parando durante tres días con John, hospedado en su departamento, en una época en que estaba separado de Yoko Ono.
Según Raul, fue una maratón de días de intercambio, entre porros y whikies las ideas iban surgiendo: “Hablamos sobre personalidades importantes, como por ejemplo Jesucristo”, dice Raul. En medio de la charla, John le pregunta a Raúl cuál era la cara musical de Brasil, qué tenía Brasil. Raul nervioso y sin reirse dice: “Café Filho”, ex-presidente de Brasil, y ellos rieron mucho.
Algún tiempo después volvieron a encontrarse en Nueva York, esa vez en un hotel donde John ya estaba com Yoko Ono. Sabiendo de la presencia de Raúl en una habitación algunos pisos abajo, John le pidió a su productor que fuese hasta su habitación y le convidara un trago. Raúl muy naturalmente repondió: “Yo ya te visité, vení ahora vos a mi diván”. John y Yoko muy humildemente tomaron el ascensor y fueron a visitar a Raúl, y así conversaron durante toda la noche. Juro que daría cualquier cosa por saber lo que hablaron.
En una época en Brasil en que la que dominaba la música popular brasilera y las marchitas de carnaval, Raul tuvo su primer contacto con el rock cuando su familia se mudó a una casa cercana al consulado americano. Raulzito, como le decían, hizo amistad con los hijos de los funcionarios del consulado que eran norteamericanos, y ellos entonces le presentaron a Elvis Presley, Chuck Berry, entre otros que estaban en pleno éxito en tierras americanas. Encantado el escuchaba los discos exaustivamente al punto de arruinar los surcos del vinilo.
Después de eso, Raul Seixas se convirtió en un bicho raro en el barrio, andava de jopo, pantalones acampanados, brillantina y su guitarra. El rock ya había tomado sus venas y él no conseguía pensar en más nada. Las madres del barrio no querían que sus hijos se juntaran con Raul Seixas, quien a los ojos de todos había hecho un pacto con el diablo. Entre los niños que tenían prohibido andar con Raul Seixas, uno de ellos era mi padre, que en aquella época era vecino de Raul, aunque eso parecía imposible. A mediados de la década del 60, Raulzito fundó “The Phanters” junto con su hermano más chico y otros individuos seducidos por el rock. La cuestión era que mi abuelo, más conocido como “Bigote”, tenía un Ford Rural Williams modelo 66 que había adaptado como auto publicitario, donde difundía espectáculos, hacía campañas políticas, entre otras actividades, y Raulzito, en aquella época sin recursos financieros, fue hasta la casa de mi abuelo a pedir que él difundiera los shows de The Phanters gratuitamente en su propaladora. Según mi padre, a mi abuelo no le gustaba la idea de trabajar gratis para una “banda de faloperos”, como decían todos de Raúl y su grupo. Pero Raul era carismático y venía con todos aquellos discos de vinilo, pidiendo al viejo: “Señor Bigote, le juro que ésta es la última vez!” . Y para liberarse hacía una excepción, y esa última vez nunca llegaba, con cada nuevo show Raul golpeaba las manos en la casa de mi padre.
A pesar de ser adorado en Brasil, Raul no tenía proyección en otros países, aún habiendo publicado algunas canciones en español y en inglés. Entre discos oficiales de su carrera, colecciones y discos póstumos, Raul Seixas tiene casi 60 obras, además de decenas de canciones y proyectos nunca editados.
En la década del 70, junto con el escritor Paulo Coelho, su mejor amigo hasta ese momento, antes de traiciones y discusioness, intentaron fundar una secta basada en el ocultismo de Aleister Crowley, la llamada “Sociedad Alternativa”, secta loca que ni ellos mismos sabían definir de que se trataba, donde leyes de satanismo, prácticas tántricas orientales y esoterismo se mixturaban en un caldero que dejaba a todos confundidos. La “Sociedad Alternativa” tenía un manifiesto con siete ítems que daban forma a la idea:

1 – El espacio es libre. Todos tienen derecho de ocupar su espacio.
2 – El tiempo es libre. Todos tienen que vivir su tiempo. Todos tienen derecho a vivir
en su tiempo, y cumplir sus promesas y esperanzas.
3 – La cosecha es libre.Todos tienen derecho a recoger y alimentarse del trigo de la creación.
4 - La semilla es libre. Todos tienen derecho a sembrar sus ideas sin ningún tipo de coerción de inteligencia o estupideces.
5 – No existe más la clase de los artistas. Todos somos capaces de plantar y de cosechar. Todos vamos a demostrarle al mundo nuestra capacidad de creación.
6 – “Todos nosotros” somos escritores, amas de casa, jefes y empleados, clandestinos y caretas, sabios y locos.
7 – El gran milagro no será más ser capaz de caminar sobre el agua. El gran milagro será el hecho de que todo el día, desde la mañana hasta la noche, podremos caminar sobre la Tierra.
Por esa y otras razones, Raul Seixas, así como Tom Zé y otros quedaron afuera del grupo de los queridos de la música brasilera como Caetano Veloso, Elis Regina y Gilberto Gil. Caetano en especial pensaba que la música de Raul Seixas estaba afuera de los contextos de la música nacional, ya que utilizaba guitarras americanas y así como un día le dieron la espalda a Tom Ze, lo mismo hicieron con Raul, quien en respuesta no demostraba ningún tipo de sentimiento por Caetano a no ser hostilidad.
Aún con el boicots de algunos artistas, grabadoras y programas de televisión, Raulzito dejó su marca en el corazón de los rockeros brasileros. Es muy raro que alguna banda o cantante no cite a Raul Seixas como influencia directa en su vida, porque entre un show y otro, dónde normalmente él estaba borracho ¿cuándo no?, sus palabras e ideologías anarquistas invadían las mentes y corazones ajenos.

El primer sueldo de mi vida fue utilizado para comprar quince discos juntos, esos discos que formaron y aún forman mi cabeza, más que cualquier otro sonido, porque Raul es la contemporaneidad misma.
Una mañana de lunes, el 21 de agosto de 1989, una empleada doméstica de Raul, Dalva Borges llegó a su departamento en el centro de San Pablo y lo encontró muerto en su cama, víctima de un paro cardíaco, fruto de una pancreatitis consecuencia de su alcoholismo.
La muerte de Raul jamás frenó su éxito. Religiosamente, todos los años, en las fechas de su nacimiento y su muerte, se hacen manifestaciones en todo el país, en especial en la ciudad de Salvador, su tierra natal, donde fue enterrado en el cementerio Jardín da Saudade. Los fans se juntan, beben vino y cantan durante todo el día las canciones del inmortal.
A pesar de la gran importancia del músico, no se había hecho en el país ningún trabajo cinematográfico relevante. En 2004 el joven productor Dênis Feijão tuvo la feliz idea de llevar a cabo el proyecto, buscó apoyo y negoció por casi dos años con los herederos los derechos para rodar un documental sobre la vida del cantante.
En 2007, cuando yo trabajaba en la oficina de prensa de una gran empresa de gas brasilera, recibí este proyecto en mano. Era un pedido de patrocinio. Quedé muy emocionado y triste al mismo tiempo, pues a pesar de conocer la importancia que aquello representaba, tenía plena certeza que el Director no lo apoyaría, por no estar encuadrado en el contexto que la compañía acreditaba como “proyecto cultural”.
Felizmente el proyecto es muy bueno y se está realizando con un presupuesto de más de un millón de dólares. El estreno de “Raul – El inicio, el fin y el medio” está previsto para agosto de 2009. Y además, la productora planifica una obra de ficción sobre la vida del cantante que aún no tiene fecha prevista de lanzamiento.

Leonardo Parente es periodista, tiene 29 años y vive en Bahia, Brasil. Trabaja como asesor de prensa para la Municipalidad de Salvador (Bahia) y Gobierno del Estado de Bahia. Pueden conocer su pasión por el periodista gonzo Hunter S. Thompson en éste fotolog.


[Para los lectores de habla portuguesa, a continuación publicamos el texto original del artículo de Leonardo ]

O bruxo roqueiro baiano

*Leonardo Parente

Certa vez Raul Seixas estava nos Estados Unidos, hospedado num hotel em Nova York. Depois de mandar algumas cartas para John Lennon sobre uma tal “Sociedade Alternativa”, o Beatle o recebeu no seu apartamento muito educadamente e Raul acabou permanecendo por três dias com John, hospedado em seu apartamento, num momento em que estava separado de Yoko Ono.
Segundo Raul, foram dias de maratona de troca de idéias, entre um baseado e um wisky as idéias iam surgindo: “Falamos sobre personalidades importantes, como por exemplo Jesus Cisto”, disse Raul. Em meio à conversa, John pergunta a Raul qual era a cara musical do Brasil, o que tinha no Brasil, Raul nervoso e sem graça disse: “Café Filho”, ex-presidente do Brasil, e eles riram muito.
Algum tempo depois voltaram a se encontrar novamente em Nova York, dessa vez, em um hotel onde John já estava com Yoko Ono. Sabendo da presença de Raul em um quarto, alguns andares abaixo, John pediu para que o seu produtor fosse até o apartamento dele e o convidasse para um um drink no seu quarto. Raul muito naturalmente respondeu: “Eu já te visitei, venha agora você ao meu divã”. John e Yoko muito humildemente tomaram o elevador e foram visitar Raul, e assim conversaram durante toda a noite. Juro que daria qualquer coisa pra saber o que eles falaram.
Numa época no Brasil em que o que dominava era a musica popular brasileira e as marchinhas de carnaval, Raul teve o sue primeiro contato com o rock, quando sua família se mudou para uma casa que era próxima do consulado americano. Raulzito, como era chamado, fez amizade com os filhos dos funcionários do consulado que eram norte-americanos, e eles então lhe apresentaram Elvis Presley, Chuck Berry, entre outros que estava estourado em terras americanas. Encantando ele escutava os discos exaustivamente a ponto de estragar o sulco do vinil.
Depois disso Raul Seixas virou “bicho” no bairro, só andava de topete, calça boca de sino, brilhantina e com o seu violão. O rock já tinha tomado as suas veias e ele não conseguia mais pensar em nada. As mães do bairro não queriam que seus filhos andassem junto com Raul Seixas que aos olhos de todos tinha pacto com o demônio.
Dentre os garotos proibidos a andar com Raul Seixas, um deles era o meu pai, que na época era visinho de Raul, mas isso parecia impossível. Em meados da década de 60, Raulzito fundou o “The Phanters” juntamente com seu irmão mais novo e outros indivíduos seduzidos pelo rock. A questão era que, o meu avô, mas conhecido como “bigode” possuía um Ford Rural Willians, ano 66 que adaptara para um carro de som, onde divulgava shows, fazia campanhas políticas, entre outras atividades, e Raulzito, naquela época sem recursos financeiros, ia até a casa de meu avô pedir para que ele divulgasse os shows do The Phanthers gratuitamente no seu carro de som.
Segundo meu pai, o meu avô não gostava da idéia de trabalhar gratuitamente para um “bando de maconheiros”, como assim achavam todos em relação a Raul e sua trupe. Mas, Raul era carismático, e vinha com todos aqueles discos de vinil, pedindo ao velho: “Senhor Bigode, juro que essa é a última vez!” e pra se ver livre, ele abria exceção, e essa última vez nunca chegava, a cada novo show, Raul batia mais uma vez na casa do meu pai.
Apesar de ser cultuado no Brasil, Raul não tinha projeção em outros países, mesmo tendo lançado algumas musicas em espanhol e inglês. Dentre discos de carreira, coletâneas e álbuns póstumos, Raul seixas conta com quase 60 a obras, fora dezenas de musicas e projetos nunca lançados.
Na década de 70, juntamente com o escritor Paulo Coelho, seu melhor amigo até então, antes das sacanagens e discussões, tentaram fundar uma seita baseada no ocultismo de Aleister Crowley, a chamada “Sociedade Alternativa”, seita louca que nem eles mesmos sabiam definir do que se tratava, onde leis do satanismo, praticas orientais tântricas, esoterismo se misturavam num caldeirão que deixavam todos confusos. A Sociedade Alternativa tinha um manifesto, onde sete itens formavam a idéia:
1 - O espaço é livre. Todos têm direito de ocupar seu espaço.
2 - O tempo é livre. Todos têm que viver em seu tempo, e fazer jus as promessas, esperanças e armadilhas.
3 - A colheita é livre. Todos têm direito de colher e se alimentar do trigo da criação.
4 - A semente é livre. Todos têm o direito de semear suas idéias sem qualquer coerção da INTELIGENCIA ou da BURRCE.
5 - Não existe mais a classe dos artistas. Todos nós somos capazes de plantar e de colher. Todos nós vamos mostrar ao mundo e ao Mundo a nossa capacidade de criação.
6 - "Todos nós" somos escritores, donas-de-casa, patrões e empregados, clandestinos e careta, sábios e loucos.
7 - E o grande milagre não será mais ser capaz de andar nas nuvens ou caminhar sobre as águas. O grande milagre será o fato de que todo dia, de manhã até a noite, seremos capazes de caminhar sobre a Terra.
No período da ditadura militar no Brasil, Raul Seixas foi chamado aos quartéis generais para explicar o que exatamente era a tal Sociedade Alternativa e deixou os militares em parafuso com a sua explicação.
Por essas e outras Raul Seixas, assim como Tom Zé e outros ficaram fora do grupo dos queridinhos da musica Brasileira como: Caetano Veloso, Elis Regina, Gilberto Gil, etc. Caetano em especial achava que a musica de Raul Seixas estava fora dos contextos da musica nacional, pois utilizava as guitarras americanas e assim como um dia virou as costas para Tom Zé, assim o fez com Raul que por sinal não demonstrava nenhum tipo de sentimento por Caetano a não ser a hostilidade.
Mesmo com boicotes de alguns artistas, gravadoras e programas de televisão, Raulzito deixou a sua marca no coração dos rockeiros brasileiros, é muito raro alguma banda, algum cantor de rock não citar Raul Seixas como influência direta na sua vida, pois entre um show e outro, onde normalmente ele estava bêbado, e porque não? Suas palavras e ideologias anarquistas invadiam as mentes e corações alheios.
O primeiro salário da minha vida foi utilizado para comprar quinze álbuns de uma só vez, álbuns esses que fizeram e ainda fazem minha cabeça, mais do que qualquer outro som, pois Raul é a própria conteporaiedade.
Numa manha de segunda feira, no dia 21 de agosto de 1989, a empregada domestica de Raul, Dalva Borges chega ao seu apartamento no centro de São Paulo e o encontra morto em sua cama, vitima de uma parada cardíaca, fruto de uma pancreatite decorrente do seu alcoolismo.
A morte de Raul jamais brecou o seu sucesso, pois religiosamente, todos os anos, nas datas de seu nascimento e sua morte, manifestações em todo o país são feitas, em especial na cidade de Salvador, sua terra natal, onde foi enterrado no Cemitério Jardim da Saudade. Os fãs se juntam, tomam vinho e cantam durante todo o dia as musicas do imortal.
Apesar da grande importância do musico, nenhum trabalho cinematográfico relevante havia sido feito no país. Em 2004 o jovem produtor Dênis Feijão teve a feliz idéia de realizar o projeto, buscou apoio e negociou por cerca de dois anos com os herdeiros o direito de rodar um documentário sobre a vida do cantor.
Em 2007, quando eu trabalhava na assessoria de imprensa de uma grande empresa de Gás Natural brasileira, recebi este projeto em mãos, era um pedido de patrocínio, fiquei muito emocionado e triste ao mesmo tempo, pois apesar de saber a importância do que aquilo representava, tinha plena certeza que a diretoria não apoiaria, por não estar enquadrado no contexto do que a companhia acreditava como “projeto cultural”.
Felizmente o projeto é muito bom e está sendo realizado com um orçamento de mais de um milhão de dólares, “Raul – O início, o Fim e o Meio” está previsto para ser lançado em agosto de 2009, uma obra de ficção sobre a vida do cantor também está nos projetos da produtora que ainda não tem previsão para o lançamento.

Temporadas en el país de las maravillas / 4

22 noviembre 2008


Estando en la costa en aquellos momentos, me era imposible ignorar el movimiento a mi alrededor. Mucha gente quiso volver a casa para cuidar el dinero que le quedaba. Habiéndose convertido cada billete en algo así como un tesoro, era para todos un paso lógico.
Podía notarse en sus caras quiénes habían quedado en bancarrota y quiénes disfrutaban de sus vacaciones por no haber dejado dinero en el banco. La costa era una especie de abanico donde en cada pliegue se podía hallar una realidad distinta. Se cerraba y se abría, nos alejaba y unía cada vez.
Me quedé sola en el departamento mientras Marie y sus “viajantes de paso” tomaban sol en la playa. Había pasado todo el día anterior en el mar y no había una sola parte de mi cuerpo que no sintiera en llamas.
Me recosté y comencé a recordar muchas cosas, situaciones y ocasiones en las que me había sentido un poco de ese modo, como parte del abanico. Recordé a mi amiga Alex y nuestra terrible insatisfacción en los tiempos de escuela. Ambas vimos de cerca a una parte de la juventud que se creía subversiva, cuando en realidad cumplían el papel de una pava que es llevada al fuego para servir té o café. Estaban constantemente hirviendo y creyendo que sus ideas eran propias. Algunos conocían la palabra “convicción”, mientras que el resto no sabía su léxico y disfrutaba de la popularidad banal que conlleva una rebeldía irreal.
El sacerdote del establecimiento hacía orgías con menores de edad y abusaba del alcohol. Las autoridades comunicaron que había viajado a Nueva York cuando en realidad estaba preso. El grupo de engreídos hablaba de justicia y compromiso, pero apenas pasaron dos semanas, los vi riéndose y diciendo que el cura era “un capo”. Supuse que las contradicciones surgían porque no entendían nada y sólo obedecían a órdenes intelectuales, que a decir verdad, tampoco eran nada.
También había de “los otros”, los que mantienen la boca cerrada durante los cinco años de escuela y parecen tener un orgasmo si alguna autoridad halaga su desempeño. Decían que una persona rebelde es estúpida, alguien de quien hay que cuidarse porque odia a todo el mundo sin fundamento. Esos perros falderos creían sólo lo que les ofrecían creer y les era más sencillo decir esas cosas.
Claro que nosotras falsificábamos firmas y mandábamos a todos al carajo, pero nadie nos pidió hacerlo y durante toda mi vida tuve que aprender las cosas por mi cuenta. Uno piensa durante años qué está bien y qué está mal, hasta que un buen día se mete todo en el culo porque no hay más que eso. No hay satisfacción de ninguna de las partes y sólo queda ser fiel a uno mismo, hacer lo que venga en gana sin joder a nadie pero sin dejarse joder. Sin pensar, simplemente, qué es lo bueno y qué es lo malo en esta vida.
Finalmente Irene estuvo satisfecha y Marie salió airosa de la situación. La pareja estaba feliz y la venta confirmada. Regresarían a la capital para reunirse con Irene, mientras Marie y yo sentíamos un gran alivio y aún teníamos tiempo de sobra para meternos en problemas.
Un mediodía despertamos cuando el sol nos abofeteó la cara. Habíamos olvidado bajar las persianas después de jugar a las cartas toda la noche. Mónica y Paula dormían como bebés en el suelo del living, y tuve que ir hasta el baño en puntas de pie para no pisarles la cabeza.
Marie les dejó una nota y nos fuimos a comer a un bar barato y viejo, lleno de personajes extraños. Parecía uno de esos lugares que pueden hallarse al costado de la ruta, cerca de los moteles. Seguramente no figuraba en ningún folleto turístico, pero la comida no estaba nada mal.
Una pareja con dos nenes iba y venía del teléfono público. La mujer se tomaba la cabeza con preocupación y dos jóvenes se reían de ella desde una mesa, haciéndose gestos y tardando en comer para observar.
La familia claramente no era del lugar. Se les notaba cierto temor y al mismo tiempo bronca por haber ido a parar allí. En cambio, los jóvenes lugareños se veían distendidos, sin prisa, y llevaban remeras sucias y gorras como las de baseball.
Marie terminó su cerveza y fue hacia el baño, mientras yo me levantaba con esfuerzo para acercarme a la familia y entender qué les pasaba. Apenas sonreí, la mujer me pidió cambio para hacer otra llamada. Su esposo alzó a uno de los nenes y se acercó.


- Te lo agradezco, de verdad. Hace como una hora que estamos acá tratando de hablar.
- No hay problema, ¿pasó algo malo? –pregunté, a pesar de que era algo obvio y el tipo tomó aire como si fuera a relatarme la Odisea de Homero.
- Quedamos en medio del quilombo. Mi suegra se descompensó esperando en la puerta del banco, ¿viste? Todavía está mal y ahora tenemos que cambiar los pasajes y volver, pero tendríamos que hacer magia para llegar con el efectivo.

Marie volvió del baño y quiso irse, pero antes me acerqué a los jóvenes lugareños con la excusa de preguntarles la hora.

- Un lío con esos, ¿no? –comencé.
- Sí, ¿qué te parece? Mirá, nosotros quisimos tirarles unas monedas, pero creyeron que íbamos a pedirles algo y casi nos mandan a la mierda. ¡Que se jodan! Todos tenemos problemas.

Tal vez los pliegues del abanico se estaban abriendo en la misma dirección.
Llamé a casa y encontré a mi padre, que estaba usando mi computadora y disfrutando de sus vacaciones. Marie también llamó a la capital. La escuché pedir que “todo esté en paz y preparado” al regresar, y luego me invitó a una fiesta con gente que yo aún no conocía, a modo de celebrar cualquier cosa. Marie adoraba arreglar las jodas con antelación y hacía fiestas simplemente porque sí.
Después de hacer nuestras llamadas caminamos por la playa, puteando y peleando irritadas por el calor. Fuimos hasta el muelle y vimos a una chica masturbando a su novio entre unas rocas. Las olas rompían a nuestros pies y retrocedían dejándonos su espuma. Regresamos al atardecer con las “viajantes de paso”, nos cansamos de andar y nos acostamos en la arena tibia con un perro vagabundo que se quedó junto a nosotras. El horizonte parecía estar pintado a mano, y tras observarlo un largo rato, nos preguntamos si acaso Dios le daría pinceladas al cielo para dejarlo de esa forma.
No puede apreciarse de ese modo entre los altos edificios de la capital, donde tampoco hay tiempo suficiente para pensar en ello. En la playa se respiraba nuestra propia existencia; nos hacía reír y pensar sobre cuestiones extrañas y luego nos ofrecía un alivio que, al menos para mí, era algo así como una voz interna que me dejaba entender que no era necesario hacerme tantas preguntas. Sólo tenía que relajarme y disfrutar cada vez que me sintiera así.

Los días pasaban rápidamente. Estaba comenzando a tener ganas de conseguir un empleo y quedarme. Tal vez alquilar un departamento barato cerca de la playa o a treinta cuadras, no importaba, pero realmente me planteé vivir en esa ciudad. Adoraba el mar y la playa. Me gustaba el constante aroma a sal que llenaba las calles y las casas de piedra. Había empezado a soñar, pero tuve que detenerme y recordar lo impulsiva que solía ser. Tampoco tenía el dinero para hacerlo.
Así que en cambio me quedé con mis compañeras un par de días sin salir, para ahorrar, jugando a las cartas y consumiendo comida chatarra. En la tele no pasaba nada interesante, salvo por alguna película vieja, y ya quedaban pocas cervezas en la heladera. Sobre la mesada de la cocina había un colgante del que pendía una “K” dorada que Marie había rescatado del mar.
Muertas de aburrimiento, nos dirigimos a un restaurante chino de tenedor libre que estaba cerca del centro. Era un lugar poco agradable pero para nada caro. Los manteles no estaban del todo limpios. La tele estaba encendida y constantemente venían hasta nosotras los aullidos de los nenes que correteaban entre las mesas, desobedeciendo a sus padres. Una china observaba todo desde el mostrador y ofrecía helado a los nenes sin moverse de su lugar, señalando la pequeña heladera que tenía a su izquierda.
Había que hacer fila para tomar la comida de las bandejas y no teníamos muchas ganas de esperar. Tampoco teníamos hambre, así que fuimos directamente al postre y tomamos una porción de torta de chocolate cada una. Le puse crema encima y volví a la mesa.”.


[Continúa...]

Florencia Marino es periodista.
Su fotolog: reporterarg

Acerca de "Temporadas en el país de las maravillas"

Quiero que me digan cómo parar

21 noviembre 2008


Muérdele la cola
Sácale los dientes
Como una alimaña viene y se va
Eran dos muchachas de 1920
Lejos de los ruidos, lejos del mar
Cuánto sale un taxi desde aquí a Constitución
Como si lo que hubiéramos amado

Esto es una guerra, ya me han declarado
Donde el enemigo puedo ser yo
Todos los fantasmas, todos los países
Todas las creencias, todo el dolor
Vuela en su caballo despidiendo mucho gas
Como si lo que hubiéramos amado

Dónde está mi casa
Debo dos materias
Si te das la vuelta eres estatua de sal
Ya que no hay regreso, ya que no hay salida
Quiero que me digan cómo parar
Vuelves a tu casa y si no hay whisky
Un buen geniol
Como si lo que hubiéramos amado

Muérdele la cola
Sácale los dientes
Como una alimaña viene y se va
Eran dos muchachas de 1920
Lejos de los ruidos, lejos del mar


"De 1920", Fito Páez, 1987
/ Ciudad de pobres corazones
La ilustración es de
Grandeombre

Esta letra (y la canción toda) de Fito me produce una sensación de desamparo muy grande. Y al mismo tiempo me inunda un ardiente deseo de provocación. La muerte da vueltas, tu vida normal ya no es tan normal y te preguntás como mierda zafar de todo, pero igual vas a pelear, vas a seguir hacia adelante, mostrando los dientes frente a toda esa bola oscura que pretende ahogarte. ¿A vos que te produce?
/ Ariel


Imaginar Kyoto

20 noviembre 2008



Escribe: Carlos Ardohain

Puedo imaginar que alguna vez iré a Kyoto, como imaginé que estaba en Valparaíso cuando de verdad estaba, y esto no es un consuelo, es apenas un juego con el tiempo, un conjuro, como quien hace un pliegue en un papel y junta palabras lejanas que no deberían convivir en la misma frase. Y si lo imagino es porque se me antoja en el ocio de la tarde tan húmeda, porque el olor me lo dicta, este olor a piel sucia, a papel mojado. Puedo imaginar que la luz que flota en el aire cuando el cielo está tan azul es en verdad una trampa asesina, un engaño para melancólicos que pretenden entibiar su tristeza con sucedáneos baratos de la felicidad. Puedo imaginar que los dibujitos negros sobre el blanco del papel que se van formando al escribir son deposiciones de insectos invisibles que pueden cobrar vida en cualquier momento para alterar el sentido de lo dicho o de lo que quiso ser dicho y que el nuevo sentido nacido de esa torsión se volverá salvajemente contra el escribiente que profanó el blanco inmaculado del papel, lo atacará en los ojos y formará una capa negra donde la luz no pueda ni entrar ni salir dejando una noche eterna tapiando su mirada. Puedo imaginar castigos atroces destinados a quienes cuentan secretos que nunca deberían ser revelados, aunque ellos al contarlos no supieran que eran secretos ni que no deberían contarlos ni que serían castigados por ello, y es parte de la naturaleza del silencio que más tarde o más temprano debe ser quebrantado o interrumpido, y que esa interrupción deberá ser pagada. Puedo imaginar que atravieso días enteros necesitando lo que en realidad tengo o teniendo lo que en realidad no necesito y luego me canso y me duermo y sueño con lo que quiero tener o con quien prefiero estar y después despierto y salto a la materia y la razón y la conciencia y vuelvo a necesitar lo que quiero y a querer lo que necesito aunque crea que es un juego o un espejismo o una estación pasajera en la vía. Puedo imaginar que suena el teléfono cuando no suena aunque quiero que suene y que quien lo hace sonar es quien yo deseo que llame aunque no esté llamando y que lo que tiene para decir es lo que yo quiero oír aunque no me lo vaya a decir nunca y que contesto a esas palabras con el discurso que tengo aprendido de tanto sentirlo de tanto esperar para decirlo aunque lo haga en la imaginación. Puedo imaginar que cambio de forma y la pierdo para encontrar otra y en la etapa amorfa supongo que no tengo cuerpo para volver a encarnarlo como la primera vez y revivir la sensación repentina de sumergirse en la materia en la carne en la contundencia de ser un animal sagrado y mucho más y viajar en la nave de los sueños y las sensaciones. Puedo imaginar que encuentro las palabras que nunca tuve las pocas esenciales palabras que abran el camino al entendimiento verdadero de lo que siempre estuve buscando saber conocer descubrir encontrar decir expresar entender abarcar, esas palabras que al momento de acceder a ellas con la mente inmediatamente se me olvidan pero ese relámpago de luz en que ellas aparecieron se conservará en mí como una imagen grabada para siempre en mi ser. Y aunque sea imaginación, la frontera entre ella y la realidad estará borrada y será lo mismo porque un conocimiento es un conocimiento en cualquier plano en que uno acceda a él, y al ser la imaginación un atributo de nuestra mente y de nuestro ser, es ser también, que ser parte es ser todo y lo único que no hay que ser es juez. Puedo imaginar que si ya no hay molinos habrá por lo menos viento y siempre que el viento sople habrá ruedas en movimiento habrá potencia en el aire, velocidad y aromas que vienen de lejos y lugares remotos adonde irán nuestros olores y un vehículo donde podrá viajar nuestro canto o nuestra palabra o nuestro aliento y como el espacio es curvo y curva la superficie del planeta que el viento recorre un día todo eso volverá enriquecido cambiado metamorfoseado para traer otros a nosotros y a nosotros en otros. Puedo imaginar jardines de piedra que simulan agua y ritmos de la tierra como si fueran orillas, que de algún modo parecen la huella que dejaban los dedos arrastrados sobre la arena de la playa de la infancia, imaginar sombras tenues que aplacan la luz, brillos dorados sutilísimos en los bordes de las formas de los objetos que reposan en silencio en las habitaciones, imaginar ritmos respiratorios que recuperen y evoquen el vaivén de las olas del mar, incorporarlos y permitir que el aire entre y salga con esa frecuencia eterna que nos vincula con el origen. Y si imagino dibujo con la mente y veo lo que dibujo y creo un mundo donde estar donde estoy y no hay tiempo ni espacio ni límite y la noche que entra por la ventana tiene una luna en forma de C colgada del cielo que no sé bien porqué es tan mágico. Puedo imaginar causas y motivos y razones para todos los errores para todos los fracasos para todas las dudas los miedos las fluctuaciones pero eso no importa no modifica que la verdad está en algún lado y si está en algún lado es en el corazón y si se traiciona el corazón se va contra uno mismo y se tendrá dolor y desasosiego y tristeza y soledad y quizás a veces uno elige eso como camino tortuoso o castigo autoimpuesto o quién sabe qué. Puedo imaginar muchas cosas para hacer cuando ya no se sabe qué hacer con el tiempo, con uno ni con la vida, imaginar caminos paralelos, adyacentes al sendero marcado por el infortunio o la fatalidad, curvas inesperadas y sorprendentes que al primero que desconcierten sea a uno mismo y esta sorpresa nos permita actuar sin tener en cuenta el acartonamiento de la costumbre o la mordaza de la prudencia y nos posibilite recuperar una espontaneidad que refresque nuestra relación con la realidad de todos los días. Vana banalidad.

Carlos Ardohain nació en Mar del Plata, estudió Artes Plásticas en la UN de La Plata, a mediados de los ’70 formó parte del grupo actoral Tal, hizo talleres de poesía con Elizabeth Azcona Cranwell y Arturo Carrera y publicó las plaquetas El ojo secreto (1998), La Hoja Bífida (1999) y Ojo x Ojo (2000). En 2004 obtuvo un premio accésit en el Concurso Poesía en Tierra organizado por el C.C. de España en Buenos Aires. En noviembre de 2005 realizó la curaduría de la muestra fotográfica de Robert Doisneau “Renault por Doisneau” en el Museo Renault (BA). Actualmente trabaja como diseñador gráfico y redactor. Su blog: tancarloscomoyo

El Escorpión Criollo # 2

18 noviembre 2008


Coordina: Pol Neiman
[Su blog]


Corte, by Alejo Salem



Preciso un corte.

El tajo debe abrirse lineal,
sin desgarrar la piel
que está reseca.

Lo preciso minucioso, equilibrado:
desde ahí -sé donde empieza-
hasta apenas más allá de lo que veo.

Preciso una abertura fusiforme:
una sangría que alivie este retardo
sin los amagues de las veces pasadas.

Lo preciso prolijo y certero:
necesito que un día cicatrice.

Ω


Dice Alejo: "Soy poeta mediocre y vago (con la mecánica del huevo y la gallina). Cultor de una efímera vocación de servicio; acreedor de pordioseros y escritor de puertas de baño. Más propenso a la vagancia vana que al ocio creativo. Trato de escribir poesía y creo que alguna vez me salió. Así y todo pude editar el libro autofinanciado "Llueve y no estamos (poesía por defecto)", y tengo casi listo el segundo. Fuí alumno literario de un ilustre desconocido que se llamaba Julio Alfonso, a quien extraño y no dejo de admirar.
No sé.
En serio, no sé.
"
Su blog: Voluntades con pies redondos



Érase un hombre a una pija pegado, by Luisa Kaufman



érase un hombre a una pija pegado
érase algo no visto ni en la tele
érase un equis equis ¡equis! ele
a la enésima verga elevado
no entraba de costado en la catrera
érase un homo erectus infinito
érase una pirámide de Egipto
las doce Tribus de pinchilas era
como el pico que está en el Himalaya
padre del universo era este pene
la columna que todo lo sostiene
una garcha totémica en la playa
donde su sombra magna fue mi oasis
fortuna que no tuvo ni la Onassis

Nació en La Plata, hace 30 años. Se inició precozmente en la literatura, en solitario. Actualmente es alumnita de Ramón Paz, con quien mantiene fluidos intercambios (epistolares).
Los Pornosonetos Femeninos de Luisa se alojaban (el último post es de diciembre del 2007) en: mujerquebusca.blogspot.com

123, by JQN VLNZL




no hago luz con sol no soy
el niño de la línea en el patio

las veces que vuelvo ah
blandengue de frontera

vencido de mí a las piedras trastabillo

ejército como agua oscuro
no hago luz en relación de 10 a 1

en esta octava parada en calzoncillos
no doy ni gris manzana




JQN VLNZL escribe de a números en deanumeros

by Anartista



a las escondidas aprendí a jugar un día que ya era grande. de chica me dolía la vereda en las rodillas y la tristeza de saberme ajena a la alegría rebozante de los mocos fieles en la torta sin soplar.


. . .


llevo años creciendo hacia arriba. me podaron más de la cuenta. tengo un nudo desatado. ni una sola rodilla. cinco raíces desprendidas de la tierra. por las noches le lloro al río que me alimenta. estoy hecha de peces que vuelan. creo en los círculos y en mis propias venas.

hoy llegará mañana.

mientras tanto, respiro entre la niebla.



Anartista escribe en: anartista.blogspot.com

Escribir poesía es horrible, by Luc



Si abro la ventana y grito un verso
¿se me saldrán los vidrios rotos en la memoria?
¿masticaré el aire infecto de este blues carnívoro
que se asoma al abismo, cae

l
e
n
t
o

y
desgrana notas solitarias,
cicatrices que condensan fermentos de venenos?

Si abro los ojos y veo un espejo
¿será necesario el soplo perentorio de la huida?
¿se abrirán los resquicios arbitrarios de las horas
que destemplan filamentos

d
e

silencio?

No quiero que el olvido se me vuelva nítido.
No quiero enmudecerme nombre
No quiero el desvanecimiento.

Luc delira en laresacada y escribe -también- en whitetrash1

Nuevamente las imágenes que acompañan a los escorpiones son fragmentos de tapas de discos realizadas por el diseñador gráfico Vaughan Oliver para el sello discográfico 4AD. Junto al fotógrafo Nigel Grierson, Oliver definió la identidad visual de bandas como Cocteau Twins, Dead Can Dance, This Mortal Coil, Pixies y Throwing Muses, entre muchas otras. Un gusto que nos damos.

Pueden disfrutar las portadas, un afiche y una publicidad completas y en gran tamaño en
nuestra galería de Flickr.