[Iluminaciones 06-cr-2/008]
23. Anatomizado, un esqueleto igual a esas estructuras de hierro que se usan para cargar botellas de litro sucumbe a la fracción. Zonas visibles, parceladas apenas por la constitución de esa dignidad que me confronta al árbol más pesado, decoroso representante de la estación central, invierno: una rama y su gama de grises para formar otro contraste, bombardeo con electrones de alta velocidad sobre blancos materiales de elevado peso atómico. Radiación (al fin llegamos). En ese cuerpo listo para nacer fuera del límite, esta vez, se aloja la minúscula “activa” que un prefijo de ciencia dura implanta; y da lugar en Lennep, Würzburg, a los delicados jardines de la Universidad y su trastienda, donde la floración. Pero es aquí donde el fohen tiene su residencia, su mala racha, no ahí donde el remolino baja y arrasa al paso del calor. Ciega la mano maestra. Y es todo. Y no es, por donde pasa el hilo delgadísimo de luz que estrecha, angosta, la mano del período. Costes del día. Estalla la lengua ante la insuflación y delira. En partes; el poderoso oficio del renglón cuando sacrifica lo último de lo último. Queda la tradición y el circuito evolutivo de la física.
24. Nada en que asentar. Las tramas óseas y la manía de quien no se consume en el acto de morir, que crece en una espiga de ceniza. Lo equis en un extintor de fuegos, el gato para automóviles, arranque y el freno de los ascensores. Lo equis en la estela refulgente que lo llama. Anni 1895 para que el estudiante construyera su máquina radiográfica en su casa-laboratorio. Sin ninguna guía para el tiempo de exposición correcto, guiándose por el desconcierto o la intuición, sentaba al paciente-testigo en una silla con el soporte de la película en posición. Así, predijo el uso de la radiografía en odontología, transportando su delicado y pesado equipo desde Nueva Orleáns (hoy negra y submarina) hasta la linda Asheville. Lo demás es diagnóstico (historia) y continua, tardía exposición. No se termina, no se puede terminar. Y hágase mi voluntad*.
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* Roentgen, por voluntad testamentaria, hizo destruir todos sus archivos.
C.R.
La salud de W.R. es un libro de poesía escrito por el argentino Carlos Ríos (Dársena3, Mar del Plata, 2005), del cual publicamos la selección que culmina con esta entrada.Una breve biografía
Carlos Ríos, nació en Santa Teresita, provincia de Buenos Aires, en 1967.
Publicó los libros de poemas Media Romana (Ediciones El Broche, 2001), La salud de W.R. (dársena3, 2005) y en México La recepción de una forma (Bonobos, 2006).
Fue seleccionado por David Huerta para integrar el Anuario de Poesía Mexicana 2005, publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE). En 1994 fue finalista en el Concurso Nacional para Jóvenes Narradores Haroldo Conti.
Por su libro 0.5 recibió Primer Premio del Concurso de Poesía “Ginés García” y por el libro El igloo obtuvo una mención en el Concurso Nacional de Poesía Fundación Octubre, ambos en el 2001.
Obtuvo el Primer Premio del Segundo Concurso Universitario de Poesía 2004 en el estado de Puebla, México, por su libro La recepción de una forma. Actualmente reside en la ciudad de Puebla, México donde trabaja como jefe de redacción de un periódico digital.
Descubrimos el trabajo de Carlos en el blog La infancia del procedimiento, un proyecto mutado en Antología de poesía contemporanea. Dicen sus responsables sobre el blog: "En este proyecto participaron poetas argentinos y extranjeros de lengua española, por invitación o selección. Los autores respondieron preguntas sobre procedimiento poético, acompañando fotos de infancia, manuscritos y textos".
La mecánica poética de Carlos Ríos
Escribo generalmente con ruido alrededor, en el trabajo. Después releo cuando estoy más tranquilo, durante la noche o la mañana bien temprano, casi siempre escuchando música. Por lo general, trabajo en la computadora. No soy de tomar notas. Trato de memorizar algo que por cualquier razón no deja de interesarme. A veces pasan días hasta que escribo esa idea o suceso en un archivo de texto. Me gusta arrancar sin programa y ver cómo se arma cierto sistema o su desestabilización. Más que investigar, saqueo cualquier texto escrito y traslado piezas sueltas a mi laboratorio íntimo. Casi siempre sin plan, sin una búsqueda organizada de antemano. Me gusta leer manuales, instructivos, textos efímeros como los producidos por el periodismo escrito, entrevistas a personajes que no le interesan a nadie. Dejo descansar libros, no poemas sueltos. Trato de escribir varios poemas con un mismo aliento, y no paro para revisar. Ese tirón puede durar de uno a tres meses. Después, más que corregir, acomodo. En el corte de verso vigilo el dibujo sinuoso que va armándose. Si ese trazo no me convence, cambio palabras mientras percibo cuál es la resistencia del poema. Si no hay arreglo, borro y voy a la página siguiente. Siempre hay más imágenes e historias que música. Armo collages y los trabajo hasta lograr una materia homogénea. Me gusta atrapar materiales diversos y someterlos a un proceso de disección que culmina cuando la primera versión se vuelve irreconocible. Cada poema es el último que voy a escribir. Paso largas temporadas en las que la poesía exise sólo cuando la leo. / Carlos Ríos.
De verdad, esperamos que lo hayan disfrutado.
Fue un año poético, todo lo poético que pudimos dentro de la locura que significa hacer un blog gratuitamente, lleno de creatividad y giros de la imaginación, detallista hasta el cansancio, socialmente activo, con respuesta para cada comentario, con cuidado literario y periodístico, con pasión, con amor.
Queda poco rollo y empiezo a despedirme.
Un saludo a los apasionados que siguieron esta saga loca y sensible.
Ariel Martínez
/ Editor
4 comentarios:
muy bueno!!
cómo todo lo qué acá se publica!
la familia punk entera agradece mucho la invitación a la fiesta!
(che gitano! ya no se usa elegir con quien se va a casar la hija!)
Juuáa...!! No Punk!, es sólo un desapercibido intento por evitar malograr el futuro de mi hija. Yo soy un seco, pero los amiguitos de la párvula deberán perfilar como mínimo para CEO de una multinacional. Jajaja!!
O por lo menos tener onda y saber lo que significa expresiones como "correr una ola" y "hacer pogo" :)
Besos,
Ariel
Al final, era como sospeché: muy bueno "La salud de W.R." de punta a punta.
Y me anoto en la lista de posible consuegro con uno de dos años y medio (que ya casi cumple los requisitos) y otro de dos meses, por si pinta uno mas chico.
Saludos.
Bueno Alejo, es placentero saber que mis delirios pueden agradar a los demás. Desde que leí el texto completo me imaginé los huesos y los artefactos arcaicos y toda la mano oscura. Gracias!.
Sobre el asunto familiar, yo te anoto, y te felicito...Tal vez tenga que armar Klamahamita!
Te dejo un abrazo.
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