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La salud de W.R.

04 diciembre 2008

[Iluminaciones 05-cr-2/008]

18. Wilhelmstrasse.
Cientos de estructuras óseas en esas placas colgadas del edificio municipal. El guateque de radiólogos remite a una protesta anterior. En la ciudad fracturada, rota, avasallada, humillada y cercada, estas ostensibles huellas en forma de recordatorio hacen que los paseantes inclinen la cabeza. Cada quien piensa en lejanos escenarios del dolor que la imaginación desea reinventar al tiempo que deja para mañana el escenario presente. Brillo radiográfico. Prebélico. En la diminuta capital sombría relucen los huesos en las placas. Pero hay más en esa ciudad, un más agazapado. En tal edificio, donde entonces funcionaba el Ministerio del Aire.

La salud de W. R. Febrero, 1923. Munich.

19. Nada en que asentar las experiencias de un cuerpo-testigo, las pesadas herramientas dormidas en su cámara, a estas horas un poco más oscura: reflexión asistida al tipo de imagen que ahora, en un ciego énfasis, nace si es producida por el chasquido que tantas veces escuchó en la sala de consulta, el ruido seco de la máquina de rayos. A quien tanto más quiso escribe con la parquedad de costumbre: querida estarás bien si dejas de llorar en este instante, ahora, ahorita. No es una carta de amor, no es testar una propiedad que no existe. Que los que llegan con su trastienda de saberes sepan aplicarlos a la labor radioterápica. Queda tanto por hacer... esos sonidos, alta frecuencia para un pájaro en su jaula podrían ser utilizados, si se dirigen con precisión, hacia la parte del cuerpo o el órgano en cuestión que hasta la fecha se estuvo examinando, y sin éxito. Hacerlo a velocidad variable, con la sutil manía desde la que hoy me despido (no es para siempre, amor) y por la cual sé deslizarme, en emisiones de una sombra minada por un edificio de intenciones aún mayor. Este dolor que dobla al medio sitúa los trapos de un percance inicial desde el que fuimos traídos y cercados por el fohen, unas partículas nucleares cedidas en el algoritmo para volver (sabemos) a producir, nuevamente, la imagen que consiste en nuestra exposición. Así querría ingresar, de a dos ante el Altísimo, y decirle: “soy yo y mi copia en negativo, ahora sin carne, puro hueso blanco, estela radiográfica, no pesa, puede confundirse y ser un órgano en las nubes”. Pero Dios no está para bromas, ni sabe de resonancias magnéticas porque practica otra clase de terapias (véase resucitación de Lázaro), y éstas nunca le interesaron (muy costosas) porque ponen en peligro, en nombre de la salud, la vida del paciente y la del terapista, envuelto como un santo en su chaleco de plomo.


20. El cuerpo, puro objeto de examen, se aquieta hasta ser solución fisiológica cuando la transmisión: memento mori donde la radiación atraviesa un cuerpo de contextura heterogénea, atenuándose si puede en otras formas, y disponer para sí nueva reversa. De igual modo tenía que pasar algún día: no puede ser tan malo, después de todo, ser por un rato la imagen radiante y en latencia frente al bromuro de plata de la película, nacer luego de una lentísima elaboración y sin saber qué zonas de distintas densidades se irían produciendo entre el blanco y el azul que confronta tal sección. Dispersión coherente (Rayleigh) de las estructuras en estudio. Borrosidad cinética que sólo se produce cuando un objeto se desliza ante la exposición: tanto dolor en un costado hace posible tal animación donde se anula, por fallido, cada nuevo procedimiento. Bardo chijai. Ya es el ingreso: disolución del mundo lógico (y qué era): pústulas del orden en desorden y pérdida de contacto, pesadez, intensas presiones físicas que ya no dejarán, por el momento, de actuar mientras la tierra se hunda (es la visión) en el agua. O en el fluido mental: el negro de la placa radiográfica, proporcional a la radiación incidente (su densidad). ¿Un aumento en la densidad física se observaría como una disminución de la densidad radiográfica? Quí lo sá. Lo que no quita, además, otras dependencias adicionales en cuanto a la velocidad de la pantalla intensificadora.


C.R.

7 comentarios:

Mamá Punk! dijo...

qué buen espacio es este por Dios! demasiado bueno tal vez!

Ariel dijo...

PUNK!_Exacto: es demasiado para la nada que pasa. Mejor me voy con la risas de Uma (que algún día podría corretear con mini Punk! y Guapo Taz). Gracias por pasar y tirar buena vibra.

Abrazo,
Ariel.

Mamá Punk! dijo...

100% de acuerdo ... no vale la pena estar frente a la compu si estás con Uma!!!

jaj jaj! "correteando" jaj! andate preparando porque no corretean, ahora despegan como cohetes japoneses, y nosotros, con nuestra mente de adoquín los miramos pasar embelezados!

Ariel dijo...

Si, si, ya tenemos casco. Habrá que cuidar que no quiera subirlo al flaco Rolling como si fuera Laika!
Beso...

natalia dijo...

Tendrá alas el cuerpo que no tiene cuerpo?

Alejo Salem dijo...

Buena entrega, una vez mas...
Mis aplausos C.R., sea quien sea.
Eso sí: quiero más.

Y, Ariel... ¿de dónde sacaste la imagen correspondiente al 19?


Saludos.

Ariel dijo...

Cíclopa:_sí, alas, tiene alas, y se alimenta de sueños. Gracias por pasar.

Alejo:_Muchas gracias! Todavía falta publicar el último capítulo. Pero debajo del post tenés las etiquetas para leer los anteriores. Sobre la imagen que preguntás, puedo decirte de Google, pero ni idea de que sitio, no tomé nota.