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Conejos

29 marzo 2010


Nos dijeron que la juventud era un divino tesoro, que todo lo sagrado viene de ahí. ¿Suena increíble, verdad? Pero ocultar también es mentir, así que van a tener que decirnos la verdad alguna maldita vez: que siempre habrá alguien más viejo escondiendo trampas detrás de las puertas queriendo atrapar al divino tesoro.
Quieren que creas en aquello de la inmortalidad y la belleza y los premios al esfuerzo y la fiesta de egresados y todo lo demás. Deberían admitir que están engordando al conejo que más tarde meterán a la olla.
A la mierda con la dedicación y la prolijidad y los mejores resultados. La juventud muere tan pronto como te descuides y no quieras saber cuanto vas a luchar para no convertirte en otro maldito asesino de conejos.

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