Agridulce. Como una fruta extraña. Como la selecta música de cañerías que campeaba por aquel entonces. Así fue la historia de la revista Caín (Buenos Aires, Ediciones de la Urraca, 1987).
Andrés Cascioli, director de la editorial, cuenta vía mail a Klamahama: “Como Humi, Fierro o El Péndulo, Caín fue una revista que salió a partir del éxito de Humor Registrado. En términos económicos, un emprendimiento que permitían los recursos que generaba esta última. La idea era que expresara las nuevas tendencias juveniles en la música, la historieta y el arte en general”.
Caín en blanco y negro
La publicación, (¿imaginada? y) dirigida por el periodista Marcelo Figueras, fue incubada en el segundo semestre de 1987 como suplemento entre las páginas de la histórica y ya desaparecida revista Humor ®. Sus 8, 12 y hasta 16 páginas en contrastante blanco y negro aparecieron como una rara avis en once ediciones de Humor ®.
Aquel incipiente Caín era un suplemento impreso y abrochado de manera que podía arrancarse de la revista sin necesidad de cercenar el contenido de Humor ®, pero una vez separado de la madre, Caín ya no tenía más pasado ni identidad que su propio nombre. Ninguna de sus páginas indicaba que se trataba de un suplemento de Humor ®. Ni fecha de publicación. Ni ciudad. Ni datos de la redacción. Ni teléfono de contacto. Nada. Caín, escindido de Humor ® era un paria. Un querubín oscuro, rústico, lleno de fantasías y de lectura exquisita.
Un detalle, cuanto menos raro, que quien haya conservado las 11 ediciones podrá confirmar: sólo el número 8, con el título en tapa “BUENOS AIRES NEGRA I: Acá también hay detectives…”, llevaba estampadas, como si se tratara de un error de imprenta, las leyendas 50 HUMOR (en la página 2), HUMOR 51 (en la 3) y así hasta la contratapa (56 HUMOR). Los números continuaban la numeración de la revista. ¿Fue un pifie liso y llano o parte de la trama cinematográfica y misteriosa, que delinearon para aquel suplemento # 8?.
Ante la carestía de espacio, cada suplemento fijó el objetivo en una única historia.
Por orden de aparición, Caín se ocupó de:
Estas pequeñas muestras de lo que posteriormente fue una revista en toda su dimensión, mostraban un ingenioso estilo de redacción donde los elementos cobraban significados en función del efecto buscado. A menudo la realidad era otra realidad, paralela, imaginaria, en la que costaba distinguir los límites del ficcionario. Palabras de uso infrecuente, giros y estructuras que fácilmente podían confundir la lectura pero que los lectores agradecían por la aventura que significaba su interpretación.
Muchas veces, las notas estaban escritas como si fueran pequeños guiones aptos para un corto. O un clip. O simplemente, como pudo verse en la página 7 del primer suplemento, para transformarse en una historieta, un género afín a Caín. En esa única página Figueras ponía textos a los globitos y Pablo Páez los primeros dibujos de “El cruce del Atlántico”, una tira breve que tendría su merecido espacio tiempo después en la revista Fierro, de la misma editorial.
También dibujarían en esa etapa embrionaria de Caín los dibujantes Rep y Alfredo Flores (en otra historieta guionada por Figueras, “Cuesta abajo”).
Esta relación con el mundo del cómic –según cuenta Cascioli -, era una de las premisas originales de Caín. Vale recordar que Fierro había recibido dos años antes en Barcelona uno de los premios más importantes del cómic y Ediciones de la Urraca buscaba aprovechar aquella marquesina.
Lamentablemente, no tenemos el registro exacto de las fechas de publicación de estos suplementos (algún lector memorioso o poseedor de aquellos ejemplares de Humor ® podrá aportar los datos). Se sabe, con seguridad, que fue durante 1987 y antes de diciembre de ese año, fecha en la que Caín comenzó a publicarse como revista.
En próximas entradas iremos posteando las páginas de cada uno en formato de imagen, comentando detalles y publicando los textos (algunos realmente increíbles por la calidad, el vuelo y el atrapante estilo de narración que marcó las carreras de, por lo menos, Marcelo Figueras y Eduardo Milewicz (autores de las mejores notas de esta época de Caín).
Agradecemos la gentileza de Andrés Cascioli por contestar nuestras preguntas.
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