La duda madre que nos parió

No hay duda de que, cuando peroran, cuando, discursean, los candidatos tienen en mente una especie de votante tipo al que se dirigen. Si se repasa brevemente los slogans de la campaña -invocaciones a Jesús, a una agrupación que "va con vos", a políticos con eyaculación precoz (“¡Ya!”), a despertadores y barbuditos que, de tan exagerados, sólo cantan la falta-, si se repara en las palabras más usadas durante el período preelectoral, como seguridad, orden, control, confiabilidad, cae de maduro que ese votante tipo no es un joven. Por el contrario, apesta a celulitis ruleros, varios hijos, algunas propiedades, dólares en alguna entidad "de fiar” y una -lógica, natural, inexorable- moral de cartón. Ahora bien: hay casi un millón de votantes nuevos, a los que cabe sumar una cifra dos veces mayor de tipos que no llegan a los treinta años. Sin embargo, los políticos, duchos como pocos en materia numérica, no parecen reparar en ese enorme caudal de votos. O, por lo menos, se niegan a desarrollar una política específicamente destinada a captarlos. ¿Simple necedad? Seguramente no. Ocurre que es imposible venderle a ese electorado un discurso tan anticuadamente conservador (seguridad, orden...) tan laxo, tan asexuado, tan posibilista. Y, ante ese muro infranqueable, cabe suponer que los candidatos prefieren ceñirse a su clientela habitual de Doñas Rosas y Pepes Clasemedias -ya lo dijo el General: el que juega con imberbes, amanece meado-.
CAIN, un medio manipulado por sujetos inseguros, enquilombados, descontrolados, y poco dignos de confianza, se permite entonces bucear en la psique de millones de votantes indecisos, y, de paso, joder un poco a los causantes de tal indecisión. Una advertencia de índole práctica: llegado el 6 de setiembre, a no buscar en vano boletas con el nombre de Olmedo, Maradona, Charly García o Las Gambas al Ajillo, cuyas candidaturas han sido rechazadas por el colegio electoral.

El texto, publicado en el Suplemento Caín N° 6, de la revista Humor (R) en 1987, cumple la función de copete o introducción del suplemento. El autor, suponemos, es Marcelo Figueras.